Daniel  Craig interpreta a Will Atenton, un gran empresario de Nueva York, que decide dejar de lado su trabajo y mudarse junto a su mujer Libby (Rachel Weisz) y sus dos hijas, a una casa en un pequeño pueblo del condado de Nueva Inglaterra.  Lo que parece en un principio el comienzo de un dulce y maravilloso sueño, en el que su familia vive en la más absoluta tranquilidad mientras el cumple su sueño de escribir una novela, se ve perturbado por la presencia amenazadora de un desconocido que trata de espiarles en la penumbra de la noche.

Investigando descubre que podría tratarse del autor de un tremendo asesinato cometido hace cinco años en aquella misma casa.

Will está dispuesto a hacer todo lo que esté en sus manos para proteger a su familia.

Director: Jim Sheridan

Interpretes: Daniel Craig, Rachel Weisz, Naomi Watts, Elias Koteas

Guión: David Loucka

Duración: 91’

Género: Thriller, Drama psicológico

Estreno: 4/11/2011

Público: 16+

Contenido: Acción 3/6, Violencia 2/6

Valoración: 3/6

Crítica:

Detrás de las paredes podría fácilmente dividirse (por su propio peso) en dos partes. Una primera de 40 minutos, en la que el director consigue mantener sentado al espectador y que este comience a ponerse nervioso, y una segunda en la que la historia da un competo giro de 360 grados que consigue marear a más de uno.

Y es que una historia que en principio prometía, con actuaciones verosímiles (no maravillosas, pero si decentes) de Daniel Craig, Rachel Weisz  y Naomi Watts y una cierta estética acertada, se transforma dando un giro mortal para caer en la piscina de la más absoluta nimiedad. Quitando el tono dramático de la historia no hay ningún punto más de referencia para el espectador, ninguna estrella polar que le guie por el laberinto que se nos presenta en la segunda mitad de largometraje. El final de la película no hace sino terminar la faena de la mejor manera que puede, a pesar de que busca de esta manera arrojar la luz que falta en la película, 5 minutos de claridad no son suficientes. Así se da carpetazo a una película con una idea original, que podía haber dado otro resultado con otro enfoque.

No todo lo que reluce es oro.

Aún así el aspecto técnico es de una calidad suficiente, y la película tampoco es una autentico fiasco. Las interpretaciones, la idea y alguna toma la salvan de la purga.

Esta dirigida a mayores de 16 años.

Firma: Gonzalo Robador Arteta