Si hay algo que en estas fiestas supera los empachos de polvorones y turrón es la presencia de Santa Claus que nos imponen todas las cadenas de televisión. Decía Juan Marsé que el verdadero Ministerio de Cultura es la televisión. Totalmente de acuerdo. Y nuestras cadenas han decidido arrinconar las tradiciones navideñas españolas para imponernos las anglosajonas, según la deformada lente de Hollywood. ¿Con cuántos telefilmes, a cual más infame, en torno a Santa Claus nos están machacando estos días? Hay momentos en que resulta imposible escapar. Hemos conocido a la señora Claus, a sus hijos, a sus elfos y demás ayudantes, su mansión en el Polo Norte, su organización industrial para repartir juguetes, los renos que arrastran su trineo por el cielo. Las televisiones han conseguido que lo sepamos absolutamente todo de Santa Claus o Papá Noel. Cada Navidad emiten los mismos telefilmes del año anterior añadiendo alguno nuevo. Resulta sorprendente ver cómo los guionistas se estrujan el cerebro para inventarse algún nuevo aspecto del clan Claus que aún no se haya desarrollado lo suficiente en subproductos anteriores, empeño que podían dedicar en desarrollar historias nuevas y atractivas alejándose de tópicos navideños. Llevados por esta imposición cultural de las cadenas de televisión, ya hay belenes que junto al niño Jesús, la mula y el buey aparece la grotesca y ridícula figura del gordinflón con su saco a cuestas. Pero también habrá alguna película interesante en Navidad, se preguntarán ustedes con acierto. Por supuesto, incluso clásicos por los que no pasa el tiempo, como ‘¡Qué bello es vivir!’ que siempre se emitía en la Nochebuena. Ya no. Ninguna cadena nacional ha emitido este año la maravillosa película de Capra, y eso que está libre de derechos. No hay que pagar nada por emitirla. Si acaso ha quedado arrinconada a algún canal local como simple relleno.

¿Y los Reyes Magos? Para las televisiones no existen. Los han arrinconado. Nadie emite películas sobre los Magos de Oriente. ¿Lo positivo de todo esto? Los niños que tienen dobles regalos, uno de Santa y otro de los Magos. En ningún otro país hay tantos regalos para los peques.

Fuente: Boquerini (El Diario Vasco, 28-12-2012)