1 Aprender a descansar: identificando aquello que nos lo impide y generando ambientes en los que no haya prisa. “No es fácil”, advierte Ju liana Manrique, “hay que practicarlo y empezar por pequeñas cosas: salir al campo, hacer ejercicio, ir al teatro…”
2 Generar nuevas opciones. Dar al cerebro un alimento diferente al que le hemos dado el resto del año y que esté marcado por el disfrute
3 No dejar cosas pendientes en el trabajo (en la medida de lo posible) para no estar pendientes del trabajo (vía correo y teléfono).
4 Mantengamos móviles y Ipads fuera del campo visual. El vínculo permanente con el móvil mantiene la falta de sosiego, la necesidad de inmediatez y de actividad permanente, la atención múltiple, típicas del periodo laboral. Ello transmite ansiedad a nuestros hijos.
5 Practicar ‘mind fullnes’: concentrarnos en lo que estamos, con quien estamos, donde estamos… la realidad, en definitiva.
6 Hacer que los niños también lo practiquen limitando el acceso a las redes sociales virtuales y al entretenimiento en pantallas cuando estamos en grupo, hablando, visitando algún lugar…
7 No ceder a la petición de pantalla de los niños. El aburrimiento puede ser el principio del juego y de la creatividad.
8 Evitemos el entretenimiento pasivo. Embarquémosles en desafíos adaptados a su edad.
9 No desechar la tecnología; sólo hacer un uso consciente y limitado de ella.
10 Dormir bien. El descanso correcto es fundamental.
Firma: Paloma Díaz-Sotero