Las ofertas de diversión para niños han evolucionado a lo largo del tiempo: del parque del barrio a los parques temáticos, de los juegos de mesa a la tableta electrónica, del balón de fútbol al Fifa-dos-mil-y-pico, de la plastilina a la pantalla táctil, de los juguetes para jugar a los juguetes para mirar…

También han evolucionado las formas de celebrar diversos acontecimientos, como los cumpleaños. Hemos pasado de aquellas celebraciones en la casa del protagonista con merienda pantagruélica a base de chocolate a la taza con bizcochos, tarta casera y muchas chuches, juegos en grupo y cumpleaños feliz a pleno pulmón, a banquetes contratados en los diferentes Parques Infantiles que ofrecen nuestras ciudades. La comodidad de estos establecimientos es evidente y no se pierde, en esencia, el espíritu de la celebración, en todo caso se diluye ese encanto que tenía antaño que los amigos vinieran a tu casa a merendar y a jugar.

Por razones comprensibles, hemos sacado las celebraciones de nuestra casa y ello ha comportado algunas novedades, por ejemplo, que se compite por ofrecer la mejor fiesta y que se regala más debido a la obligación que genera la propia invitación. Pero el cambio más importante es justamente que se ha sacado la celebración de casa, del entorno familiar, y lo hemos hecho desde la más temprana edad. De ese modo, nuestros hijos asumen que para festejar cualquier acontecimiento hay que salir de casa, algo que lo tenemos inconscientemente asumido: ¡cuántas veces hemos oído en las películas eso de “Salgamos a celebrarlo”! ¡Y cuántas veces lo decimos nosotros!

El último grito en celebraciones infantiles lo presenta la empresa Princelandia, dedicada exclusivamente a niñas y madres, y que ofrece “un mundo mágico a la medida de todas las princesas”, todo en tonos rosa. Quienes se sumerjan en esta Síbaris infantil pueden encontrar estos servicios: Spá, un ambiente de máxima relajación y confort donde las pequeñas princesas juegan y se divierten dejándose mimar por las monitoras a la vez que disfrutan de tratamientos naturales especialmente ideados para ellas; Cumpleaños, con cuatro menús personalizados y exclusivos (Goloso, Brunch, Frutal y Glamour); Mi mamá y yo, una tarde con circuito spá incluido para “fortalecer los vínculos afectivos” entre madre e hija; Baby Shower, especial para que las embarazadas celebren que lo están;Princess Forever, donde las mamás pueden dejar fluir esa niña princesa que toda mujer lleva dentro; y Fiestas Temáticas, según la estación del año y las festividades locales.

La empresa explica que “en la época de la tecnología, los videojuegos, los ordenadores y las consolas, nuestras niñas necesitan encontrar un espacio de fantasía, real y llamativo, que no sólo les evoque diversión sino una evasión diferente a lo que se encuentran en la vida cotidiana”. Porque, según parece, las niñas de cuatro, seis u ocho años necesitan evadirse de la realidad y sumergirse en “un mundo de fantasía y relax”, como si ya llevaran demasiada realidad a sus espaldas.

Princelandia, como dice la canción del vídeo promocional, ofrece a las niñas ser “hadas y princesas” a la carta, aunque más bien las convierte en pequeñas Cleopatras que se bañan en leche de burra y miel para convertirse en emperatrices. Pero cuando ya no quieran ser princesas (como canta Joaquín Sabina) y les pese la realidad, entonces no les bastará con un spá relajante ni una super fiesta de cumpleaños. Hagamos que nuestras hijas sean protagonistas de su vida y no de un cuento de hadas que, por querer hacerlo real, pierde su auténtica magia.