Las autoridades norteamericanas se han visto obligadas a desmentir la existencia de sirenas. Parece que algunos telespectadores confundieron un programa televisivo sobre criaturas míticas con un documental y creyeron a pie juntillas en la existencia real de esos seres mitad humanos, mitad peces. El programa en cuestión se emitió por el Discovery Channel’s Animal Planet Network a finales de mayo y llevaba por título Mermaids: The Body Found (Sirenas: el cuerpo encontrado).

El National Ocean Services (NOS) salió al paso con una nota en la sección educativa de su página web donde niega categóricamente que las sirenas sean seres reales: “Nunca se han hallado evidencias de humanoides acuáticos”. El comunicado explica que no hay que confundir la creencia en esos seres mitológicos, que aparecen tanto en la Odisea como en algunos mitos del Lejano Oriente o de los aborígenes australianos, con su existencia real. Sobre esto último la ciencia no tiene ninguna evidencia. ¿Por qué, entonces, ocupan el inconsciente colectivo de casi todos los pueblos marineros? Los responsables de NOS concluyen: “Esa cuestión es mejor dejarla para historiadores, filósofos y antropólogos”.

Pero esta no es la primera vez que el gobierno norteamericano se ve obligado a desmentir un rumor de este tipo. En noviembre de 2011, recibió una petición para que reconociera formalmente la presencia extraterrestre entre los humanos. La petición venía respaldada por doce mil firmas. Phil Larson, director la Oficina de Ciencia y Tecnología de Washington, negó oficial y categóricamente que Estados Unidos albergara pruebas de vida extraterrestre, como tampoco tiene pruebas de que existan sirenas.

Las originarias sirenas, las que aparecen en la Odisea, no eran hermosas mujeres mitad humanas, mitad peces, sino terribles hembras con cuerpo de pájaro que seducían a los navegantes para atraerlos a su lado y comérselos después. Con sus hermosos cantos, robaban el corazón y la mente de los que las escuchaban, y los atraían hacia su isla como un gigantesco imán, de tal forma que nadie (excepto Ulises, que tapó con cera los oídos de sus hombres y se hizo atar al mástil del barco) pudo oírlas y salir vivo.

Por lo tanto, respecto a la realidad de las sirenas, seguimos exactamente igual que en la antigüedad mitológica. La diferencia es que antes el garante era Ulises, un héroe de la literatura, mientras que ahora lo es un canal de televisión o el cine. Y de igual modo que hace casi tres milenios se creía en la mitología que recogían los grandes poemas épicos, en nuestros días creemos en los mitos que crea y recrea Walt Disney.

Que una cosa así (la existencia de sirenas) tenga que ser desmentida oficialmente, significa que somos tan crédulos o más que antaño y que nos dejamos seducir por los cantos de sirena del cine y la televisión. Son, sobre todo, los niños los que más expuestos están a confundir la realidad con la ficción. No se trata de taparles los oídos para que no oigan los cánticos de esta última, sino de ayudarles a diferenciar lo que es real de lo que es fruto de la fantasía. Quizá tengamos que explicarles “oficialmente” que las sirenas no existen.

 

Fuente: www.aceprensa.com