Ficha: 89 min. | Animación Público apropiado: Todos Año: 2016 País: Canadá, Francia. Dirección: Eric Summer, Éric Warin Felicia es una vivaracha muchachita que vive en un orfanato de Bretaña. Allí fantasea con ser una gran bailarina, un talento que parece llevar en la sangre. Su pasión por el baile es equiparable con los sueños de grandeza que tiene su mejor amigo del orfanato, Víctor, que se ilusiona con llegar a ser un famoso inventor. Durante una noche los dos juntos decidirán darse a la fuga y marchar a París, en donde están dispuestos a correr mil y una aventuras en busca de sus sueños. Inspirada y bonita película de animación para toda la familia con la que hace su debut en la gran pantalla el director Eric Summer, con amplia trayectoria en series de televisión. Le acompaña Éric Warin, que hizo sus pinitos en el departamento de animación de la original Bienvenidos a Belleville. El tema de la persecución de los propios sueños se ajusta perfectamente a la bella historia de la protagonista, que tiene referencias narrativas con Oliver! –la huérfana que encuentra a una familia–, La cenicienta –humillada en su trabajo de sirvienta–, Alicia en el País de las maravillas –con esas imágenes oníricas de la caja de música cayendo al vacío– e incluso Karate Kid –ese entrenamiento al natural en el patio de su casa–, mientras que el mundo de la danza ofrece posibilidades visuales plásticas y atractivas, sobre todo para la jovencitas. Narrativamente Ballerina es una historia bien contada, con ritmo adecuado –hay también alocadas persecuciones– cuyo guión se desarrolla por derroteros habituales en este género –aspiración, auge, caída, aceptación, triunfo– pero que deja respirar mucho a los personajes y que resulta encantadora y vitalista, con escogidos momentos de ternura y otros de divertido humor. El equipo de guionistas –entre ellos, Laurent Zeitoun, productor de las comedias Los seductores e Intocable– ha cuidado mucho los caracteres de media docena de personajes secundarios muy bien definidos, cada uno con sus instantes de protagonismo, lo cual ayuda a aportar peso a la historia (véase al profesor de la ópera, la limpiadora, el bailarín ruso, el amigo de Pedro o el cuidador del orfanato). Aunque sin grandes alardes, visualmente la película es notable, con dibujos esmerados que ofrecen una eficaz ambientación del París del siglo XIX. Firma: Pablo de Santiago