Ficha: 132 min. | Drama Público apropiado: Jóvenes-adultos Año: 2017 País: EE.UU., Francia Dirección: John Madden Intérpretes: Jessica Chastain, Alison Pill, Gugu Mbatha-Raw, Mark Strong, Jake Lacy, Douglas Smith, Michael Stuhlbarg, John Lithgow, Sam Waterston, Sergio Di Zio, Ennis Esmer, Doug Murray, Meghann Fahy, Alexandra Castillo, Christine Baranski Elizabeth Sloane trabaja para los lobbies que se encargan de persuadir a congresistas y senadores estadounidenses para que apoyen determinados proyectos legislativos que deben aprobarse en el Capitolio. Mujer de arrolladora personalidad, sin pelos en la lengua, tremendamente cínica, su objetivo es siempre ganar a toda costa, yendo un movimiento por delante de su adversario. En el logro de sus objetivos ha sacrificado cualquier atisbo de vida privada, no tiene familia, y acude a los servicios de un “profesional” en lo relativo a su vida sexual. Ahora está en el ojo del huracán por una investigación de un comité del Senado, que le acusa de faltar a los estándares éticos previstos en el ejercicio de su profesión. Potente película cuyo guión firma el desconocido Jonathan Perera, cuyos libretos anteriores, si es que existen, nunca antes habían sido llevados a la pantalla. Pinta un cuadro descorazonador de lo que es un lobby –grupo de presión política, de larga tradición en países como Estados Unidos– y lo que mueve a los políticos, siendo cínico sobre los cínicos, aquello es poco menos que la selva. Está estructurada en torno a la declaración que Sloane realiza ante el comité, y de esta comparecencia arrancan los diversos flash-backs que nos ponen en antecedentes de cómo la lobbista ha terminado siendo objeto de tan graves acusaciones. Un caso en que ha podido tener una actuación dudosa es la excusa para cargar contra ella por el modo en que está consiguiendo apoyos para una legislación que podría poner coto, con severos controles, al derecho a la posesión de armas de fuego. Algo que no agrada a la industria del sector, y por lo que encuentra oposición en antiguos compañeros, que trabajan en sentido contrario para lograr los votos suficientes que detengan la ley. John Madden, cuyo Shakespeare enamorado fue recompensado con el Oscar a la mejor película, maneja bien el dinámico y muy verbalizado guión, repleto de frases ingeniosas y mucha y vertiginosa información, y sabe crear cierto suspense y hasta sorprender; eso sí, ya había dado muestras de moverse bien en ese terreno en La deuda. Aunque justo es reconocer que el director cuenta con la baza de una columna vertebral magnífica, que es el soberbio trabajo de Jessica Chastain, que logra hacer creíble a la ambiciosa protagonista. Es difícil que te caiga bien, pero a la vez produce una fascinación semejante a la de, por ejemplo, Francis Underwood en House of Cards: tenemos a alguien odioso, que no sabe ver personas en los demás, sino peones para conseguir sus propósitos en una partida donde todo vale, hasta hacer trampas si no te pillan o el daño puede ser controlado. Dándose paradojas, en que personajes a priori de escasa catadura moral demuestran poseer algunos principios básicos, mientras que algunos políticos que se supone sirven al interés público van a lo suyo. El resto del reparto está a la altura, aunque no dejen de ser satélites que giran alrededor del planeta Chastain: bien, pues, por Mark Strong, Alison Pill, Sam Waterston, Gugu Mbatha-Raw, Michael Stuhlbarg, John Lithgow, etcétera, que sacan todo el jugo posible a sus personajes, siempre al servicio de la historia. Firma: José María Aresté