Ficha: 118 min. | Comedia Público apropiado: Jóvenes-adultos Año: 2016 País: Argentina, España Dirección: Gastón Duprat, Mariano Cohn Intérpretes: Oscar Martínez, Dady Brieva, Andrea Frigerio, Belén Chavanne,  Nora Navas, Marcelo D’Andrea, Manuel Vicente, Julián Larquier Tellarini   Tras recibir el premio Nobel de Literatura el escritor Daniel Mantovani, afincado en Barcelona, entra en un periodo de tranquilidad artística en donde tampoco siente ganas de acudir a las continuas invitaciones que le ofrecen, cenas, galas, galardones, en donde su prestigio sería tan bien recibido. Pero un día llega una carta procedente de Salas, su pueblo en Argentina, en donde le ofrecen ser investido como “Ciudadano ilustre”. Después de casi cuarenta años de ausencia quizá sea el momento de volver a la fuente de sus relatos, de revivir viejos tiempos, la infancia, las antiguas amistades y las novias olvidadas. Notable comedia negra en donde el trío formado por los directores Gastón Duprat y Mariano Cohn, y el guionista Andrés Duprat, da muestras de una enorme capacidad de volver esperpéntica la realidad cotidiana, como ya hizo con éxito con su film El hombre de al lado. En este caso, una situación de lo más sencilla e incluso enternecedora –el regreso al pueblo de la infancia– se va convirtiendo poco a poco en una pesadilla, un poco en la línea siniestra de las historias de Relatos salvajes, si bien no tan concentradamente incisivas. Pero aquí las conversaciones, los encuentros, las miradas, que comienzan con parabienes, sonrisas y aplausos, se van envenenado con el paso de las horas, de los días, hasta el punto de adquirir proporciones pavorosas y enloquecidas ante el horrible estupor del protagonista. El contraste entre la ciudad y el pueblo, entre el espíritu abierto, más universal, que proporciona la perspectiva de rozarse con ambientes, personas y culturas diversas propias de las grandes urbes, y la estrechez pueblerina, opresiva intelectualmente, de quienes no permiten más mundo que el que conocen, con una endogamia social que va empequeñeciendo cada vez más el horizonte personal hasta llegar a la pura mezquindad de los habitantes, es sin duda el tema principal de El ciudadano ilustre, un film ejemplar para comprobar hasta qué surrealista ruindad es capaz de llegar el ser humano. Por otra parte, El ciudadano ilustre denuncia a las claras la envidia y la hipocresía que se adueña tan a menudo de la sociedad contemporánea, cuando se trata de dar homenajes o impartir soflamas a personalidades que han triunfado de uno u otro modo, y también de cómo esos agraciados se dejan también agasajar por ellos en un ejercicio de narcisismo que muchas veces se opone rotundamente a sus opiniones. Resulta ejemplar el inicio del film, en donde el protagonista pone en jaque a la élite intelectual del Premio Nobel, una apuesta por la coherencia que le costará sangre cuando el pueblo le devuelva la misma moneda. El ciudadano ilustre es un film diferente, divertido y oscuro, lúcido y amargo a medida que va mostrando sus intenciones. Algunas escenas están especialmente logradas, como el delirante paseo en el camión de bomberos, la entrevista televisiva o las que tienen que ver con el concurso de pintura o la tensa cena en la casa de sus antiguos amigos. Y el actor Óscar Martínez (El nido vacío, Capitán Kóblic) hace un trabajo extraordinario, es el completo dueño y señor de la función, presente en cada uno de los fotogramas tiene tal presencia, dicción, seriedad y verosimilitud que en muchas ocasiones el espectador creerá estar viendo un reportaje o documental sobre la vida sencilla de cualquier personaje distinguido. Y es que el desenlace lo deja claro: cuando hablamos de arte, la alternativa entre ficción o realidad es lo de menos. Firma: Pablo de Santiago