Ficha: 91 min. | Documental Público apropiado: Todos-jóvenes Año: 2016 País: España Dirección: Bernardo Moll Otto En noviembre de 2009 la vida de Bernardo Moll (cineasta) y Mónica Vic (actriz) cambió radicalmente. Fue el año en que nació Jan, su único hijo, que padece Síndrome de Down. El golpe para ellos fue terrible, pero desde que nació Jan no dejaron de dispensarle ni un segundo de amor, de ternura, de dedicación. Su mundo se había cerrado únicamente en torno a esa personita, convertida para siempre en su riqueza más querida. Desde esas primeras semanas, las emociones que embargaron a los padres –tristeza, cariño, furia, ternura– comenzaron a ser expresadas por Bernardo en un blog, en donde se propuso recoger los pensamientos, sucesos e hitos vitales que se fueran sucediendo en torno a su hijo. Pero consciente también de cariño que recibían de mucha gente y seguros de la responsabilidad que tenían de ayudar también a otras personas gracias a su experiencia, Bernardo se propuso además otra iniciativa mucho más audaz: rodar con una videocámara doméstica la vida de su hijo en el hogar. El resultado es este impactante documental, una película extraordinaria no sólo por los quintales de humanidad que contiene, por el derroche de amor que escapa en cada fotograma, sino además por el simple hecho de que durante cinco años la cámara fue testigo de los acontecimientos más importantes de la infancia del pequeño Jan, de sus luchas vitales, de sus derrotas, de los continuos desvelos de los padres, de modo que acaba desembocando en un documento insólito, de enorme verismo (al estilo Boyhood pero real), en donde vivimos de primera mano las emociones más fuertes que pueden invadir los corazones de unos padres cuando contemplan con inmenso cariño el crecimiento de su hijo. Visualmente La historia de Jan combina imágenes subjetivas rodadas con cámara en mano, las más abundantes, con otras menos caseras rodadas con mayor calidad. Se comprende que las condiciones de rodaje mejoraron con el tiempo, hasta el punto de que al finalizar la película más de 700 personas habían contribuido económicamente al proyecto, una campaña de crowfounding de más de cinco años. Se observa también una encomiable labor de montaje, pues las más de 100 horas de material grabado tenían que quedarse en noventa minutos. Aquí Moll muestra su pericia, mezclando multitud de escenas o insertos, a veces más largos y otras muy breves, en una sucesión nada arbitraria. También es lógico que su cariño de padre se haya visto en dificultades a la hora de eliminar material y en algunos momentos puede hacerse la narración un pelín repetitiva. Sin embargo, el resultado no resulta monótono debido al cuidadoso montaje, que intercala diferentes momentos temporales, líneas narrativas diferentes –como la lectura del blog por parte de la madre Mónica Vic–, y un uso excelente de la banda sonora. Especialmente logradas son las escenas que combinan las conquistas del pequeño Jan –avances motores, arrastres a gatas, vocablos, primeros pasos– junto con sucesos vibrantes de la vida cotidiana, como las conquistas futbolísticas del equipo nacional en ese lustro de excepción. La historia de Jan es en definitiva muchas cosas: un documento tremendamente valiente, que ensalza maravillosamente el valor de la vida humana; una historia dura y conmovedora que a la vez rezuma optimismo; un retrato emotivo de la unidad familiar; una película de planteamiento narrativo audaz y perseverante; pero, sobre todo, estamos ante un magnífico ejemplo de las proezas indecibles que puede lograr el amor humano. Firma: Pablo de Santiago