FICHA:
Director: M. Night Shyamalan
Intérpretes: Olivia DeJonge, Ed Oxenbould
Duración: 94 min.
Público: Jóvenes-adultos (V)
Night Shyamalan trata de remontar su carrera tras varias películas consideradas fracasos por críticos y productores. Se hizo famoso por aportar un toque muy especial a un género muy consolidado como es el fantaterror, por crear atmósferas inquietantes, y por una puesta en escena en la que el fuera de campo tiene un valor dramático muy importante. En La visita, a partir de una restricción presupuestaria notable frente a sus anteriores producciones, opta por un estilo más “comercial” sin renunciar a su “toque” personal. Una película que le puede reconciliar con los productores de Hollywood.
Becca (Olivia DeJonge) y Tyler (Ed Oxenbould) son dos hermanos que deciden pasar una semana con sus abuelos para que su madre pueda hacer un viaje con su nuevo novio, tras un lamentable fracaso matrimonial. Los abuelos cortaron toda relación con su madre hace años, con motivo de la boda que ellos anunciaron que iba a acabar mal. Por tanto es la ocasión de que Becca y Tyler puedan conocer a sus abuelos, y quizá que estos se reconcilien con la madre de los pequeños. Una vez en la casa de campo de los abuelos, los hermanos empiezan a descubrir que sus ancianos parientes tienen una extraña e inquietante doble vida.
La película no carece de las trampas que algunos achacan el cine de Shyamalan, pero en conjunto es resultona, ofrece momentos de verdadero suspense, y funcionan bien esas atmósferas que son el punto fuerte del director de origen indio. Narrativamente, Shyamalan opta por el plano subjetivo de las videocámaras que los hermanos usan a todas horas para hacer un documental casero sobre sus abuelos, y esto –ya utilizado hasta la saciedad por muchos autores del cine de terror desde la Bruja de Blair– puede resultar algo cansino. Otro reto del filme es encajar el protagonismo de dos niños con escenas que se pueden calificar de gores, pero el director lo soluciona con un hábil empleo de elipsis y sobre todo fueras de campo, no perdiendo así la elegancia que siempre ha caracterizado al cine de este director. En general se puede hablar de un buen producto de género.
Firma: Juan Orellana.