Kathy, Ruth y Tommy conviven en un internado inglés de élite, Hailsham. Sus vidas parecen iguales a las de otros niños en una escuela similar, pero pequeños detalles y otros más grandes (como la prohibición de sobrepasar los límites de la verja) les van conduciendo a descubrir su verdadero destino, que tiene mucho que ver con la salud de los demás.
Director: Mark Romanek
Intérpretes: Carey Mulligan, Keira Knightley, Andrew Garfield, Ella Purnell, Izzy Meikle-Small, Charlie Rowe, Charlotte Rampling, Sally Hawki
Guión: Alex Garland
Duración: 103′
Género: Ciencia-ficción, Drama, Romántica
Estreno en dvd: 11/07/11
Público: +18
Valoración: ****
Contenidos (de 0 a 6): Humor 0, Acción 1, Amor 4 , Violencia 0 , Sexo 2
Crítica
Kazuo Ishiguro, autor del libro en el que se basa el film, fue ganador del prestigioso premio Booker en 1989 por Los restos del día, adaptada también con mucha elegancia por James Ivory y con Anthony Hopkins y Emma Thompson encabezando el reparto.
En este caso, el trío protagonista -en especial Carey Mulligan, narradora de la historia en un significativo flashback- ofrecen otro recital de emociones y reflexiones contenidas, que a veces no pueden más que desbordarse. Garland –autor de la novela La playa, germen de la película de Danny Boyle, y guionista de otro film del mismo director, 28 días después…– refleja con destreza la resignación y la desazón ante la propia vida sin pasado y sin futuro, y en un presente donde parece que sólo el amor puede otorgarles su sentido. Un amor auténtico en el caso de unos, y un aparente amor movido por los celos en el caso de otros; y eso se nota también en sus manifestaciones y maneras de expresarlo.
Romanek (excelente en Retratos de una obsesión) otorga a la historia de Ishiguro un profunda superficie de tonos apagados, músicas tenues pero intensas y unos planos largos que se hacen cortos por la determinante atmósfera que recrean. Y eso tiene mérito en medio de su dilatada carrera en el videoclip. Mejor no desvelar mucho más de una historia que emociona y hace pensar, ni de otros referentes literarios o cinematográficos similares.
Fuente: Lourdes Domingo
