Ficha:  108 min. | Terror | Drama Público apropiado: Jóvenes Año: 2016 País: EEE.UU. Dirección: Burr Steers Intérpretes: Lily James, Lena Headey, Matt Smith, Douglas Booth, Sam Riley, Jack Huston, Suki Waterhouse, Bella Heathcote, Charles Dance, Ellie Bamber, Emma Greenwell, Aisling Loftus, Sally Phillips, Hermione Corfield, Dolly Wells El universo de Jane Austen ha sido adaptado al cine y a la televisión en numerosas ocasiones. A veces, es el caso de “Orgullo y prejuicio”, adaptando libremente la trama para la ocasión a nuestros días (El diario de Bridget Jones), e incluso convirtiendo la narración en un musical al más puro estilo Bollywood (Bodas y prejuicios). Ahora la idea, convertida primero en novela por Seth Grahame-Smith (el mismo tipo que convirtió al presidente Lincoln en un cazavampiros), es cruzar la historia de las hermanas Bennet en la Inglaterra del siglo XIX con una plaga de zombies y técnicas de combate de las chicas guerreras que beben del cine oriental. El resultado es… pintoresco. Porque de entrada no es fácil señalar a qué público se dirige la película, ya que los fans de Austen quedarán desconcertados por los excesos sanguinolentos con cabezas que explotan, mientras que los incondicionales de los sustos y las vísceras pueden rechazar las escenas de réplicas y contrarréplicas sofisticadas de la obra original de la escritora inglesa. Ciertamente, es una película entretenida, pero desequilibrada. Su fuerza principal reside sin lugar a dudas en Austen, la psicología de los personajes, donde se incide en lo fácilmente que nos podemos dejar guiar por el orgullo y los prejuicios a la hora de tomar decisiones en la vida, lo que ocurre en dos individuos tan inteligentes como la aguda Elizabeth Bennet –que claramente sobresale entre las hermanas– y el sombrío pero justo Mister Darcy. Las tribulaciones amorosas de las hermanas, con el ridículo clérigo Collins, el guaperas Bingley y el falso Wickham, más los distintos intereses de los padres de las chicas y de la tia de Darcy, conforman una base argumental tan poderosa, que los añadidos zombis son un acierto sólo parcialmente. Mostrar a unas chicas peleonas, o imaginar el modo de encajar los zombis como algo que forma parte de la realidad cotidiana, funciona a ratos: lo de las moscas tiene gracia, pero el ejercicio de teología ficción en la iglesia de san Lázaro resulta bastante ridículo. Los actores funcionan muy bien, Lily James demuestra que puede pasar de ser una inocente Cenicienta a una Elizabeth Bennet de armas tomar, y Sam Riley parece tomar el camino canónico de Colin Firth para componer a su Darcy. Firma: José María Aresté