Ficha: 87 min. | Comedia Público apropiado: Jóvenes Año: 2015 País: Italia Dirección: Edoardo Maria Falcone Intérpretes: Marco Giallini, Alessandro Gassman, Laura Morante, Ilaria Spada, Edoardo Pesce, Enrico Oetiker, Carlo Luca De Ruggieri, Giuseppina Cervizzi Divertida, inteligente y amable comedia italiana, menos acomodaticia de lo que podría pensarse a simple vista, y que supone todo un canto a la tolerancia y a la apertura de mente frente a las ideas de los demás, cuando no coinciden con las propias. Sigue los pasos a Tommaso, un cirujano excelente profesional, casado y con dos hijos adultos, de pensamiento liberal, que niega la existencia de Dios, una fantasía propia de personas poco maduras. Se supone que es un amante de la libertad, y el hogar debería rebosar felicidad. Pero no es oro todo lo que reluce: su esposa Carla, ama de casa, se siente ninguneada y es desdichada; la hija mayor, Bianca, ya casada, es bastante superficial, y su marido no es muy apreciado por Tommaso; y el otro hijo, Andrea, está estudiando medicina, pero Tommaso está con la mosca detrás de la oreja, pues se le ve “distraido” y ahora convoca a la familia porque tiene algo importante que comunicarles… Conviene no avanzar mucho más de la trama de Si Dios quiere, para su completo disfrute, pues el guión del debutante en la dirección Edoardo Maria Falcone –que ya escribió el libreto de la prometedora ¿Te acuerdas de mí?– depara unos cuantos giros inesperados, incluido el que lleva al desenlace, además de contener una buena ristra de gags desternillantes. Hay que poner en el haber de Falcone entregar una película que invita al entendimiento entre las personas, superando los prejuicios, en lo relativo a un tema que a veces puede ser causa de fricciones como el de las creencias religiosas y el ser consecuente con las mismas, la práctica de la fe y el respeto delicado a lo que piensa el otro. Lo hace sin caer en obviedades ni seguir atajos fáciles, más bien hay que reconocerle la capacidad de riesgo en algunas soluciones argumentales. Falcone no se complica con la puesta en escena, sencilla y eficaz, sin grandes alardes. Lo que sí sabe hacer es partir de un guión sólido, con situaciones bien trabadas y personajes bien definidos, sobre todo los dos principales, el médico Tommaso (Marco Giallini) y el cura don Pietro (Alessandro Gassman), jugando con los contrastes de sus personalidades y el juego de apariencias y disimulos que ambos se traen, como una suerte de variación de Peppone y don Camilo, los célebres personajes humorísticos de Giovanni Guareschi. En tal sentido, el resto son secundarios, pero como es bien sabido, en la comedia este tipo de caracteres suelen resultar fundamentales, y aquí funcionan maravillosamente la hija, el yerno y el detective, mientras que la esposa y el hijo cumplen con su rol, aunque podían haber resultado más graciosos. Firma: José María Aresté