Ficha:

 

 

La justicia del hombre blanco

Australia. En una apartada y polvorienta granja del Territorio del Norte viven Fred Smith, hombre blanco, cristiano de fe profunda, y el matrimonio compuesto por Sam y Lizzie, ambos aborígenes. Al contrario de lo que es habitual en la zona, Fred trata a los aborígenes como iguales, como amigos, como personas. Pero no es así con otros hombres blancos. Un altercado con uno de ellos, borracho, violador, criminal acaba con la muerte de éste a manos de Sam, en defensa propia. Pero el aborigen sabe que tendrá pocas posibilidades de salir indemne de esa situación y huirá por el inmenso territorio junto con su mujer.

Áspera y potente película australiana firmada por el director Warwick Thornton, quien ofrece una historia dura ambientada en el siglo XIX en un innombrado territorio semidesértico del interior australiano. Todo, atmósfera, personajes y conflictos podrían tener igualmente lugar en el oeste americano, igual de auténtico, igual de implacable. Aquí estamos ante vastos territorios ante los que el ser humano es una insignificancia, donde igualmente se somete a los aborígenes a todo tipo de abusos con un racismo propio de la esclavitud y donde los hombres han endurecido su carácter hasta caer a menudo en la abyección.

Hay sin embargo entre esa hostilidad grandes corazones, gentes que buscan hacer lo correcto, aunque quizá hayan desviado el camino en algún momento. El guión de Steven McGregor y David Tranter traza unos personajes rudos, a menudo poco transparentes –el ranchero Kennedy, el sargento Fletcher, el propio Sam– que logran transmitir veracidad y la dificultad para comportarse correctamente en el inhóspito lugar. Por la trama y la ambientación el film trae a la memoria La propuesta, aunque en este caso la violencia, que la hay, no es tan explícita en pantalla, lo cual no significa que Thornton sea complaciente con su historia. La llegada de la civilización, tanto del lugar y como del hombre mismo, se hace esperar en esos parajes apartados del mundo.

Además del tratamiento fotográfico de Dylan River y del propio Thornton, que resalta especialmente en los bellos planos nocturnos, destaca en el conjunto la presencia de actores autóctonos pero que han llegado a ser célebres fuera de sus fronteras, como Bryan Brown (FX Efectos mortales) o Sam Neill. (Parque Jurásico). Ambos hacen un estupendo trabajo, al igual que el protagonista, Hamilton Morris.