Ficha: 101 min. | Drama | Comedia Público apropiado: Jóvenes Año: 2016 País: Bulgaria, Grecia Dirección: Kristina Grozeva, Petar Valchanov  Intérpretes: Stefan Denolyubov, Margita Gosheva, Kitodar Todorov, Milko Lazarov, Georgi Stamenov, Ivan Savov, Mira Iskarova, Hristofor Nedkov La imagen del ministro de transportes búlgaro se encuentra algo deteriorada. Julia Staikova, su acelerada relaciones públicas, piensa que podría ayudarle en popularidad premiar la honradez de Tsanko Petrov, trabajador ferroviario desde hace décadas, que revisando la vía ha encontrado un millón de levs desperdigados por el suelo, y en vez de apropiárselos, los ha entregado a la policía. Tarea a la que se aplica al mismo tiempo que inicia un tratamiento de fertilidad con su marido, se le está pasando el tiempo de ser madre. Con tanto ajetreo acaba perdiendo el estimado reloj de Tsanko, un hecho que le parece trivial, pero que va a tener imprevistas consecuencias. Solidísima fábula acerca de la deshumanización de la sociedad y la corrupción, temas que interesan, y mucho, al dúo compuesto por Kristina Grozeva y Petar Valchanov, que en 2014 entregaron la valiosa película La lección. Hasta la idea de añadir la subtrama del olvido de los hijos, encargados in extremis como producto, con técnicas in vitro, aluden a un grave problema, especialmente acuciante en la vieja Europa, no vemos personas, falta amor y un poco de consideración hacia los que nos rodean, hacernos cargo de sus necesidades y preocupaciones. Desde luego hay dos modelos de trabajo presentes en el film, el de una aparente eficacia que sólo busca el propio provecho, y la complacencia del jefe de turno, y del que con su llave inglesa, comprueba que una tuerca mal apretada no dé pie a un accidente. Lo que además da un interesante subtexto, sobre lo fácil que puede descarrilar una sociedad donde no se comprueban y aprietan las tuercas de vez en cuando. Hay además momentos verdaderamente kafkianos, con Tsanko desatendido por funcionarios sin alma, que no le hacen ningún caso mientras le quitan, literalmente, hasta los pantalones. Con ritmo agilísimo, funciona muy bien el sobrio tono tragicómico, con un “héroe por accidente” que dista de ser perfecto –tiene otro tono, pero precisamente Héroe por accidente abordaba la misma cuestión, incluido el papel de los medios de comunicación–, pero que en su vida sencilla trata de hacer lo correcto, lo que le lleva a recibir palos por todas partes. Precisamente la tara en el habla de Tsanko está muy bien traída a colación, pues en el espectador crea el efecto de provocar risa, y a la vez compasión e impaciencia, sentimientos todos que trata de provocar la película, que invita a la reflexión acerca de un tejido social cada vez más precario, donde la idea de una rectificación podría llegar demasiado tarde. Firma: José María Aresté