Ficha: 118 min. Drama Público apropiado: Jóvenes Año: 2016 País: Reino Unido Dirección: Michael Caton-Jones Intérpretes: Shirley Henderson, Letitia Wright, Isabella Laughland, Ian Hart, Steven Mackintosh, Shaun Parkes, Caroline O’Neill, Russell Balogh, Jack McMullen Alpha House es un centro de menores en Londres. Ahí se agrupan jóvenes de diferentes edades, personas indisciplinadas, sin estudios, con vidas a la deriva que juguetean con la criminalidad y los ambientes turbios. Entre ellas están Jamie y Leanne, amigas inseparables, a punto de cumplir los dieciocho se dedican a pasarlo bien, robar y desperdiciar las horas. La llegada al centro de Kate Linton, una nueva trabajadora social, puede suponer su última oportunidad de enderezar sus vidas. No importa lo bajo que se haya caído, es posible cambiar de vida si se cuenta con la ayuda necesaria y se mantiene una firme decisión de hacerlo. El itinerario puede ser muy complicado, con dolorosas consecuencias, hace falta dejar el pasado atrás y eso cuesta. El director Michael Caton-Jones (Memphis Belle, Disparando a perros) que últimamente había caído muy bajo, con bodrios como Instinto básico 2, recupera el nivel de su filmografía y nos sumerge en una historia de redención, de corte social y realista, que se apoya en la música como herramienta de liberación. Tiene a su favor un guión convincente de Nick Moorcroft, con luces y sombras, y que está rodada con agilidad y realismo visual. El director escocés no pinta para nada un idílico centro de menores. La labor encomiable de los trabajadores de Alpha House se muestra de modo convincente, nada buenista, lo llevan a cabo con la frialdad de quien sabe la dificultad de educar a esos jóvenes indisciplinados y sin educación. Esa visión contrasta, claro, con la ilusión de la recién llegada, que se entrega a un trabajo muy ingrato con admirable tesón. Ese fresco social de quien no ve un problema simplista en la delincuencia antisocial de la juventud es probablemente el mayor logro del film. Pero, quizá en su afán de no pecar de optimista, Caton-Jones también deriva hacia un cierto fatalismo que parece innecesario, dado el cariz de la historia que desea narrar. Hay que hacer mención en Urban Hymn en la ajustada definición de personajes. Todos ellos han de lidiar con traumas y tristezas hondas, pero el film habla de que nos estamos solos, y de que a la postre somos libres de elegir, para bien o para mal, bajo nuestra única responsabilidad. Y también de que hay que dejar que los demás tomen sus propias decisiones. Todo el reparto hace una gran trabajo, aunque destacan sin duda la educadora Shirley Henderson y la joven Letitia Wright en el papel de Jamie. Pablo de Santiago