Ficha: 98 min. | Aventuras Público apropiado: Todos Año: 2016 País: España Dirección: Óskar Santos Intérpretes: Elena Anaya, Jorge Bosch, Máximo Pastor, Juan Codina, Teo Planell, Toni Gómez, Iria Castellano, Ana Blanco de Córdova, Fermí Reixach, Carolina Lapausa, Goizalde Núñez Tras el incendio de un establecimiento como consecuencia de una de sus habituales trastadas, Zipi y Zape reciben como castigo no celebrar la Navidad. En ese tiempo viajarán en barco a un destino que promete ser aburrido, una isla donde un editor podría estar interesado en la novela que ha escrito el padre de los chicos. Por una tormenta, la familia se ve obligada  a refugiarse en la mansión de la señorita Pam, una mujer a cargo de niños sin hogar, que parecen llevar una existencia paradisíaca. Oskar Santos repite como director en esta secuela de Zipi y Zape y el club de la canica, donde ha coescrito un guión que tiene numerosos puntos en común con aquélla. También se desarrolla en un centro supuestamente educativo, en este caso una residencia para huérfanos, y de la misma forma priman los elementos de aventuras. Han cambiado los protagonistas, pues los niños crecen rápido, y los anteriores, Raúl Rivas y Daniel Cerezo, ya no tendrán demasiado aspecto infantil tres años después (además de que han abandonado el cine). Les sustituyen los más experimentados Teo Planell (Ma ma), y  Toni Gómez (El secreto de Puente viejo), que realizan un trabajo correcto, si los más puristas se olvidan de que apenas recuerdan a los personajes de las viñetas, y que no se parecen entre ellos. Aquí tienen algo de presencia los progenitores de Zipi y Zape, bien encarnados por Carolina Lapausa y Jorge Bosch, si bien se omiten sus nombres, Don Pantuflo y Doña Jaimita, que quizás pegan poco en esta época. He aquí la clave, parece que salvo el concepto de dos hermanos traviesos, y un tirachinas a la vieja usanza, no queda mucho de los comics originales de Escobar, como si se hubieran pagado los derechos para simplemente llamar la atención de padres que leyeron sus aventuras, pues después se ha elaborado un producto más moderno. Un ejemplo, aquí los gemelos no sueñan con una bicicleta, regalo ideal para la chavalería de otra época… Tiene un tono decididamente infantil, lo que suele ser mala señal, pues los adultos mejor abstenerse. Pero dentro de eso se trata de un producto digno, con efectos especiales que sin ser sorprendentes funcionan, valiosos homenajes a personajes de las novelas para todos los públicos del siglo XIX, y un buen trabajo de Elena Anaya, como villana. Firma: Juan Luis Sánchez