La Tierra Prometida

Hipo se ha convertido en líder de Isla Mema, donde hombres y dragones conviven en armonía. Pero el lugar atrae a cazadores de las criaturas aladas, como Crimmel ‘El Cruel’, una peligrosa amenaza, así que Hipo decide organizar una evacuación, y buscar un lugar perdido mencionado en las leyendas que le narraba su progenitor.

Correcto remate de la trilogía de animación producida por DreamWorks, que se basa en la saga literaria creada por Cressida Cowell. Vuelve a ejercer como realizador, al igual que en los dos filmes precedentes, Dean Deblois, de nuevo guionista, que aprovecha claramente los avances en animación digital que han tenido lugar desde el estreno de la primera entrega, nueve años atrás. Se centra sobre todo en el desarrollo de personajes ya conocidos, sobre todo de Hipo y de su inseparable dragón, Desdentao, pero también de la novia del primero Astrid, que tiene más presencia, o de Tosca, una de las guerreras vikingas.

Entre las nuevas incorporaciones sobresale Furia Luminosa, dragona que rechaza a los humanos, con la capacidad de camuflarse, lo que da pie al efecto visual más vistoso de la cinta, mientras que Crimmel, villano de la función, resulta un tanto estereotipado, quizás sea el eslabón más débil de la cinta. Como suele ocurrir en este tipo de sagas, queda casi relegado al olvido algún secundario que ha dado mucho juego anteriormente, aquí es el caso de la madre, Valka, doblada por Cate Blanchett en el original, que fue el principal hallazgo de la cinta anterior, y ahora se ha convertido en mera comparsa.

Sobre todo se habla de la necesidad de dar espacio a los seres queridos, sin pretender agobiarles, subrayando la responsabilidad de ayudarles a recorrer su periplo vital. La evolución en la vida conlleva decisiones tristes, pero trae aparejadas también grandes alegrías. Estos temas están tan bien aprovechados que dan lugar a un final emotivo, digno colofón a una serie que quizás no vaya a figurar entre las listas de las mejores de todos los tiempos, pero que se ha ganado un hueco en el corazón de los aficionados a la animación digital. Lo mejor: parece que la compañía ha cerrado la franquicia, antes de que acusara demasiado la sobreexplotación, como en el caso de las cuatro entregas de Shrek.