En la exposición subrayó la conveniencia de adoptar medidas concretas que ayudan a abordar esta tarea ineludible. Comienzan por poner la TV o el ordenador en un lugar común de la casa y no en la habitación de nuestro hijo; no plantear el uso de las pantallas en términos de “premio o castigo”, -es tentador y quizá el último recurso que tengamos para que se porten bien, pero no es nada aconsejable porque luego vendrá el chantaje: “o me dejas la wii o hago lo que me da la gana…etc”-; no utilizar la TV como medio de compañía: les podemos enseñar que, cuando están aburridos pueden hacer otras muchas cosas como leer, jugar, pintar, hacer deporte; Que se hagan ellos responsables del gasto del móvil y favorecer el diálogo familiar teniendo cuidado en escuchar y respetar las opiniones de los hijos y establecer una comunicación fluida para que se pueda hablar de todos los temas, incluidos los beneficios y riesgos de las nuevas tecnologías.