100 min. | Drama

 

 

 

Dos hermanos, muchos perros y una abuela

Héctor es un adolescente inteligente pero conflictivo y algo asocial, que tras varios hechos delictivos, termina en un reformatorio, algo de lo que culpabiliza a su hermano mayor Isma. Ambos se han criado con su anciana abuela Cuca, ahora enferma terminal. En el centro mejora su conducta gracias a una terapia en que los internos cuidan perros abandonados, Héctor se esmera con su can, al que ha puesto el nombre de Oveja. Pero cuando Oveja es adoptado, Héctor vuelve a las andadas, y acaba escapando del reformatorio, movimiento peligroso cuando está a punto de alcanzar la mayoría de edad. Con la ayuda a regañadientes del hermano, intentará recuperar al perro y llevar a la abuela a morir a su cántabro pueblo natal.

Una agradabilísima sorpresa. Diecisiete es una película entrañable sobre la relación entre dos hermanos muy diferentes, que recuerda a los protagonistas de Rain Man, también por el maridaje de elementos dramáticos y de comedia, y por la benéfica influencia mutua que uno y otro se van procurando. También va en la línea de esas comedias francesas que tanto agradan al gran público, y que tienen como máximos exponentes al dúo Éric ToledanoOlivier Nakache, desde que entregaran la exitosa Intocable.

Daniel Sánchez Arévalo, que coescribe la película con Araceli Sánchez, logra convertir el viaje de los dos hermanos con la abuela y perros de por medio, en una auténtica aventura, en que la convivencia forzada ayuda a restañar las heridas del pasado, a conocerse mejor, a ayudarse y quererse. Y todo se apunta en perfecto equilibrio, hay espacio para los emociones, y también para muchas peripecias punteadas de un humor suave, gags que se van sucediendo hasta la llegada al pueblo y el encuentro con el primo dueño de una vaca que es “la Messi de las vacas”, que propicia algún momento genial.

Llama la atención que el cineasta en esta ocasión abandona el regusto algo amargo, habitual en su filmografía, incluso en títulos en clara clave de comedia, como La gran familia española, para decantarse por un optimismo esperanzado, donde el ocuparse de los demás amorosamente es una buena forma de encaminarse a la felicidad. Temas como la fraternidad, la paternidad, la atención a los mayores en declive, y el cuidado de los animales, conviven en perfecta armonía, formando parte natural de la historia.

Los actores no son muy conocidos, pero funcionan perfectamente, se establece una buena química entre los dos protagonistas, Biel Montoro y Nacho Sánchez, y también están muy bien los secundarios, especialmente Chani Martín, que encarna el encanto del medio rural, la tan cacareada España vacía.