Es tradición. A pocos días de que termine 2010 es tiempo de hacer balance: ¿ha sido un buen año para el cine? Y a la hora de juzgar siempre encontramos argumentos a favor y en contra.

Para empezar, la industria cinematográfica en España ha cambiado tanto en sus rostros visibles (Alex de la Iglesia como presidente de la Academia) como en los que se esconden tras las bambalinas. Luis Tosar se nos ha descubierto como el Daniel Day-Lewis de nuestro cine patrio. Hemos contemplado películas de éxito como Celda 211, Ágora, Lope, Buried o Los ojos de Julia; y, sin embargo, también se ha dado mucha coba al cine casposo de siempre. En cuanto a la asistencia a las salas de cine, me alegra confirmar que no he visto crisis por ningún lado. Eso sí, la bola de nieve de las descargas es cada vez más grande y veloz. No basta con prohibir –señora Ministra-, sino hay que proponer soluciones adaptadas a los tiempos que corren. No hay que quedarse atrás, atrapados en la “época Napster” a la española (más cutre, si cabe) de perder la oportunidad de ser pioneros en algo enorme. Quizá lo más grande de la historia del cine tras la inclusión del sonido. Hay que pensar en “modo iTunes”, pero sin pasarnos de precio…
En fin. El hecho es que las redes sociales y blogosfera –cada día más cerca del séptimo arte- han sido canal indispensable y plataforma obligada de películas y series de televisión. Un buen ejemplo son las películas con más presencia en Twitter y la aclamada The social network (además de otras interesantes propuestas en nuestro país, como El cosmonauta).

En 2010 hemos vivido mucho cine. Tanto que es inabarcable.

Haneke nos ha vuelto a dar que hablar con su interpretación de la historia en La cinta blanca; los Cohen siguen desafiando a las leyes de la lógica audiovisual presentando el exitoso título Un tipo serio; Hemos visto el regreso de Sherlock Holmes, más rejuvenecido y moderno que nunca: primero de la mano de Guy Ritchie y ahora en la nueva serie de Canal TNT. Hemos afirmado con la cabeza cuando, de forma merecida, En tierra hostil se ha llevado el Oscar. Hemos aplaudido con alegría el nuevo sillazo moral del eterno Clint Eastwood. La palabra Precious nos ha puesto la piel de gallina, y más si el camino a casa pasábamos por La carretera. Cuánto nos hemos dilucidado sobre Shutter Island e Inception. Cómo medir la feliz nostalgia de sentarnos a disfrutar de la magnífica tercera parte de Toy Story.

2010 ha sido un año de progreso. Y también de pérdidas.

Entre otras muchas, Woody Allen nos ha brindado una perla que bien encaja a estas alturas del año: “No quiero alcanzar la inmortalidad a través de mi obra. Quiero alcanzarla no muriendo.” Y es que este 2010 también ha sido un año de pérdidas tanto en la literatura por José Saramago, Salinger o Miguel Delibes; como en el cine: Éric Rohmer, Tom Mankiewicz, Leslie Nielsen, Luis García Berlanga, Tony Curtis, Irvin Kershner, Blake Edwards, Dennis Hopper o Antonio Ozores entre otros tantos.

Solomon Kane, El hombre lobo, El libro de Eli, Daybreakers, Los hombres que miraban fijamente a las cabras; y tantas películas españolas que no tengo ni ganas de nombrar… También se han hecho malas películas. Y películas malas. Como sigue habiendo actores míticos que no se encuentran (Nicolas Cage) y ególatras, quizá genios a su manera, que no aprenden (Almodovar). Avatar, que fue autoproclamada revolución cinematográfica, sólo ha sumado puntos de realismo en la experiencia de ver una película. Algo que muchas harán y ya están haciendo, pero que no subirán a la película más taquillera de la historia del cine a los altares.

Las modas permanecen a lo largo de los tiempos mediante un sistema de turnos. No recuerdo si fue 2008 o 2009 el año de la Magia (no sólo de Harry Potter, que ahí sigue), pero 2010 ha sido el año de la temática de vampiros adolescentes. Sí, esos que arrasan… y no solamente con adolescentes. Crepúsculo es sólo el primer pilar de este fenómeno, que ahora en la televisión arrastra multitudes con True Blood y Vampire Diaries. Los críticos fruncen el ceño y, al igual que sucede con las descargas y el Gobierno, en vez de proponer, desautorizan.

Que se preparen, entonces. Ahora es el turno de la moda extraterrestre: Battle L.A, Cowboys vs Aliens, la segunda temporada de la serie “V” Los visitantes, el regreso de The Event… Porque eso sí he de decirlo. En lo estrictamente audiovisual, 2010 ha sido para mí un descubrimiento más profundo de las series de televisión: Boardwalk Empire, Madmen, The Walking Dead, The Big Bang Theory, No ordinary Family, Misfits, V, The Event, Nikita, Modern Family, Breaking Bad… gracias a todas ellas, la pequeña pantalla tiene (muy) poco que envidiar al cine.

Por mi parte, este adviento preparatorio de las Navidades ha despertado mi vena nostálgica. Así que he escrito una pequeña (y heterogenea) lista que espero cumplir: Sólo en casa; La princesa prometida; Dentro del laberinto, Willow, Desayuno con diamantes y la obligada Qué bello es vivir.

Que quieren que les diga… me encanta el cine.

Fuente: José Manuel López – Equipo de Cinemanet