*Emisión: A3, lunes a las 22.1515542_la-habitacion-numero-13

*Género: drama-misterio

*Público: jóvenes-adultos

*Productora: Globomedia

SINOPSIS

Un nuevo curso en el internado La Laguna Negra, un prestigioso centro educativo emplazado en mitad de un bosque donde estudian los hijos de las familias más influyentes del país. Los integrantes del centro, alumnos, profesores y el personal que trabaja allí vuelven a verse, dispuestos a iniciar el curso con ilusión.

Este año, llegan dos nuevos alumnos al internado: Marcos Novoa Pazos y su hermana Paula, quienes tienen que iniciar una nueva vida tras la desaparición de sus padres. También acaba de venir la nueva chica de la limpieza, María, una joven de pasado turbio de la que el centro desconoce que se ha fugado de un hospital psiquiátrico, y que ha venido al internado buscando a su hijo.

Por otra parte, algunos de los alumnos irán descubriendo, a raíz de la desaparición de un anciano profesor, un misterio que se oculta en la Laguna Negra, sin ser conscientes del peligro que corren debido a una organización que busca unos tesoros ocultos en el internado y otra que, supuestamente, trafica con órganos infantiles. Matan a uno de los alumnos y quieren acabar con los demás. Pero el enemigo está más cerca de lo que ellos creen, ya que, en este internado, nada es lo que parece ser y algunas personas no son quienes dicen ser ya que esas personas trabajan en el Proyecto Géminis.

Como revela hoy el diario El Mundo, “los creadores de El internado han decidido que el Laguna Negra cierre sus puertas con un baño de sangre que dé sentido a los 71 capítulos que completará a su final. Porque la serie concluirá definitivamente en la próxima temporada. La séptima, que constará de 15 episodios. Y para entonces, la ficción quiere despejar todas las incógnitas que se han abierto durante estos años. Aunque muchos de sus protagonistas no estén ahí para conocerlas.

Sólo quedan tres capítulos de la sexta temporada y, antes de finalizar esta entrega, dos nuevas muertes sorprenderán a los espectadores. Estos episodios servirán también para aclarar la mayoría de los interrogantes abiertos. A través de los ‘flashback’ habituales en estos últimos cursos se profundizará en los orígenes del proyecto Géminis, el eje de toda la ficción”.

Además, en el último capítulo de esta temporada, que se emitirá el próximo 1 de marzo, la ficción dará un giro radical que prepare el camino para el desenlace final, cuyas claves la productora está protegiendo con absoluto celo.

COMENTARIO

Hay que reconocer el acierto de haber roto los esquemas habituales de las series en España en su apuesta por el misterio, un género sin explorar en nuestro país. El misterio convive con el drama, el suspense y la intriga. El bosque que le rodea esconde inconfesables secretos, pero también las personas que viven en La Laguna negra mienten sobre su pasado y su presente, sobre quiénes fueron y quiénes son, sobre sus sentimientos e inquietudes. En definitiva, un misterio lleva a otro y es difícil saber lo que deparará el futuro.

Probablemente sea esta mezcolanza de ingredientes la que ha proporcionado a El Internado unas audiencias más que satisfactorias, tanto en la televisión como en internet. No es de extrañar, que sea un producto que atraiga al público adolescente, un verdadero fan del suspense y misterio, además de por la estrategia -tan utilizada en las series de producción propia- de perfilar un elenco de personajes de todas las edades para abarcar un target cuanto más amplio mejor en edad y clase social. Sin embargo, está claro que la serie ha hecho mella en el público “teen”, como demuestran los datos de audiencia y la publicidad que se inserta en las pausas. Aunque aparezcan personas de todas las edades no es para nada una serie familiar como a veces se ha vendido. De la misma forma que no toda la animación es infantil, no todas las series en las que actúen menores son familiares. A lo que se añade el agravante de utilizar a los menores en escenas y diálogos nada propios de su edad. Un error demasiado frecuente en la ficción española.

A pesar del evidente trabajo de guión, tan poco frecuente en la pequeña pantalla, el resultado es pobre y chirría por todas partes. La interpretación es muy desigual. El ambiente de fondo es una maraña de falsedad. La doble vida de los adultos resulta poco educativa para los más jóvenes, entre los que se desarrollan unas situaciones ridículas, muy infantiles, y en cambio otras subidas de tono.

Por su parte, el grupo del profesorado debería poner en pie a todo el colectivo ya que en La laguna Negra se piensa más en los conflictos sentimentales que en dar una educación adecuada a los alumnos. En lo que respecta al mensaje de El internado, todo es confuso y parece que impera más el género que una historia coherente. Es decir, cada capítulo, cada desarrollo de tramas y subtramas y personajes, responde más a la idea de atrapar al espectador que de contar algo de fondo con pies y cabeza. Y claro, con esa obsesión entre ceja y ceja, surgen unas historias que vistas con un punto de seriedad sí que asustan: los alumnos, como suele ser habitual, además de lucir piernas (ellas, al estilo Rebelde), y pectorales (ellos, en los lavabos escolares), no estudian casi nunca; los profesores son una plantilla que sí que es digna de estudio: un supuesto psicópata que humilla en público o privado a los alumnos y de quien se sospecha que hizo desaparecer a una alumna hace años, un bonachón que se acuesta con su novia sin estar enamorado, una estirada directora de colegio embarazada de gemelos y que no sabe quién es el padre; familias rotas por todo tipo de desgracias (hermanos huérfanos, hijastras liadas con sus padrastros, hermanos gemelos desaparecidos, padres encarcelados, hijas abandonadas que no perdonan y luego mueren en accidentes trágicos…).
Como nota de apunte a lo anterior, una de las protagonistas le espeta a otra “Te lo juro por mi madre, aunque sea una zorra”. Así que entre “zorras”, encarcelados, monstruos, difuntos y demás especímenes no sería extraño, sino más bien lo normal, que los alumnos necesitaran una ayuda y tratamiento más profesional y humano del que reciben de sus profesores. Tampoco brillan especialmente, ni entre alumnos ni adultos, valores como la amistad, la familia, la honestidad, la sinceridad o el respeto intergeneracional.