Firmado por Alberto Fijo/Aceprensa
Fecha: 24 Febrero 2010

El Ministerio de Cultura, a través del Instituto de la Cinematografía y las Artes Audiovisuales (ICAA), ha aprobado una nueva calificación de películas por edades. calificacion

Se introducen dos nuevas categorías: No recomendada para menores de 16 años y No recomendada para menores de 12 años, y se suprime la actual categoría de No recomendada para menores de 13 años.

Se mantienen las demás categorías, con lo que la clasificación queda así: Apta, 7 años, 12 años, 16 años, 18 años y película X. Las películas Aptas y No recomendadas a menores de 7 años pueden recibir, además, la calificación de Especialmente recomendada para la infancia.

Por otra parte, el ICAA ha elaborado un documento que contiene los criterios que deberán aplicarse para la calificación de cada película en una u otra franja de edad (sólo se puede acceder al documento Criterios_de_calificación.pdf desde el enlace que hay en la propia web del ministerio).

También ha aprobado un conjunto de pictogramas gráficos que podrán utilizarse en la publicidad de películas o en las cajas de DVD, con el fin de facilitar el cumplimiento de la obligación legal de difundir entre el público la calificación recibida por cada película.

En todo caso, la calificación por edades seguirá siendo en España una simple recomendación formulada a padres y educadores, salvo en el caso de las películas X, la única con consecuencias imperativas.

Por otra parte, ha sido nombrada la nueva comisión calificadora, formada por diez personas, cuyos nombres da la nota del Ministerio.


COMENTARIO

Defectos de fondo y forma

Señala la resolución de 16 de febrero de 2010 del Instituto de la Cinematografía y las Artes Audiovisuales (ICAA), que establece los criterios para la calificación por grupos de edad de las películas cinematográficas y otras obras audiovisuales, que ésta “es un ejercicio al servicio de los espectadores que debe realizarse de la forma más rigurosa y transparente”.

La manera de poner en práctica este aspecto de la vigente Ley del Cine (55/2007, de 28 de diciembre, y del Real Decreto 2062/2008, de 12 de diciembre que la desarrolla), no parece demasiado rigurosa, en fondo ni en forma. Y no ha sido muy transparente sino más bien opaco el nombramiento de los diez calificadores por parte del director ICAA, Ignasi Guardans.

Así lo han señalado algunos colectivos que representan a padres y madres, especialmente interesados en una cuestión sensible, es decir, que afecta a la protección de la infancia y a la educación de los hijos, pues a fin de cuentas las películas ocupan un lugar importante en su aprendizaje y en su manera de divertirse en el tiempo de ocio.

La Confederación Católica Nacional de Padres de Familia y Padres de Alumnos (CONCAPA) denuncia en una nota de prensa ”la parcialidad y falta de transparencia del Director General del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA), Ignasi Guardans, en la designación de la nueva Comisión de Calificación de películas cinematográficas efectuada el 10 de diciembre de 2009”.

Según la nota de CONCAPA, ellos “fueron invitados a una reunión el pasado 21 de octubre de 2009 para explicar la creación de esa nueva comisión de calificación de las películas española, en la que se pretendía contar con personas procedentes de “instituciones y entidades vinculadas a la educación, a la infancia y a la juventud” en “la elaboración de los criterios calificadores”. En este mismo acto, Guardans brindaba la oportunidad a dichas instituciones de proponer candidatos para este comité de calificación. Según CONCAPA, algunas asociaciones recibieron una carta para que propusiesen candidatos, pero CONCAPA no fue una de ellas.

En cualquier caso las asociaciones de padres y las de telespectadores no parecen estar representadas en el comité, a menos que su presencia a través de alguno de los calificadores nombrados se mantenga en oculto, cosa bastante extraña y poco democrática.

Puestos a aceptar que sea el director del ICAA el que nombre a los calificadores (es mucho aceptar y es un asunto muy discutible desde el punto de vista racional y desde la perspectiva del derecho comparado: basta examinar el modelo existente en Estados Unidos), no parece una extravagancia que al menos explique el criterio y el sistema de selección que ha usado, por la elemental razón de que la democracia implica que los políticos están obligados a dar explicaciones de su gestión a los representantes de los ciudadanos a los que sirven. No basta, como respuesta a las quejas, una escueta nota de prensa del ICAA en la que se afirma que en la Comisión de calificación hay paridad de género (5 hombres y cinco mujeres) y que entre los miembros hay 5 padres de familia. Eso está muy bien para un país no democrático, para España se queda corto, porque los ciudadanos no están obligados a extender un cheque en blanco ni al Sr. Guardans, ni a ningún otro político o cargo público, gobierne quien gobierne.

Carácter no vinculante

Los criterios de calificación parecen claros y ecuánimes, pero no lo son tanto. De entrada -es fácil olvidarlo-, la calificación no compromete en absoluto los que despachan las entradas en los cines. Lo mínimo que se podría pedir es que se impida el acceso a la sala de menores en películas NRM 18 años. Y en España no es así.

Por otra parte, ¿a quién se le ocurre poner una categoría llamada Especialmente recomendada para la infancia? Un organismo del Estado no tiene por misión recomendar películas. Cuando uno lee que “puede tratarse de películas que transmitan valores pedagógicos y sociales específicamente dirigidos a la infancia…”, la verdad, te dan escalofríos. Ítem más, cuando se especifica que esta calificación irá junto a películas para todos los públicos o películas NRM 7 años (por ejemplo, véase la página de calificaciones en la web del Ministerio de Cultura [www.mcu.es/cine/CE/Actualidad/PeliculasCalificadas.html] : El secreto de sus ojos, In the Loop, An education y Nine). Creo que se comprenderán mejor los temores si se recuerda la actitud del gobierno socialista en la imposición de la llamada Educación para la Ciudadanía.

Además, el nuevo sistema de calificación baja un año una de las categorías NRM 12 años. La lectura de los criterios de justifican esa calificación manifiesta un serio desconocimiento de la preadolescencia y no distingue entre un niño de 12 años y otro de 15, ni entre los mismos acompañados o no por un adulto.

En fin, basta leer la calificación NRM 16 años para darse cuenta de que prácticamente no se va a usar, porque se saltarán inmediatamente a NRM 18 años o bajarán el listón a NRM 13, que es la categoría que en la que encajará casi todo (por el sencillo motivo de que es la más apetecible para que las películas hagan buenas recaudaciones, con mucho espectador adolescente que es quien más pasa por taquilla, a costa de padres incautos que no ponen mucha atención en lo que ven sus hijos en los cines, hasta que se les ocurre ver algunas de esas películas).

La lectura de los criterios de calificación, la poca transparencia en el nombramiento del Comité Calificador y la penosa experiencia acumulada en la materia en nuestro país bien justificaría que el director del ICAA y/o la Ministra de Cultura den explicaciones en el Parlamento.

Las cosas se pueden hacer de otra manera y basta mirar el caso norteamericano, que de los del contexto occidental es el más serio y ecuánime. El socorrido comentario de “ya se sabe los yanquis puritanos” no parece inteligente. La mayor industria del cine a nivel mundial optó en 1922 por la autorregulación, la Motion Pictures Association of America (MPAA) es el organismo calificador, al que someten voluntariamente sus películas seis majors (Paramount, Disney, Fox, Sony, Universal y Warner Bros). Desde 2004 preside la MPAA, Dan Glickman, el que fuera secretario de Agricultura entre 1995 y 2001 y director del Institute of Politics at Harvard University’s John F. Kennedy School of Government (2002-2004).

Las calificaciones de la MPAA son vinculantes para los exhibidores y el sistema funciona, por lo general, de manera sensata y ecuánime. Supongo que porque la industria del cine quiere tratar bien a los espectadores, especialmente a los que tienen menores a su cargo. Y porque, a fin de cuenta, son sus clientes, los que pagan las entradas y sostienen el negocio.

Sugiero comparar las calificaciones españolas (las realizadas hasta ahora) y las calificaciones de la MPAA norteamericana (www.mpaa.org), en películas que el lector haya visto. Las sorpresas serán mayúsculas.

Un anticipo: en España son NRM 13 años películas como El cónsul de Sodoma, La cinta blanca y Cheri.