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Tom Selznick (Elijah Wood) es el pianista con más talento de su generación. Hace años dejó de dar conciertos, tras una interpretación desastrosa, en la que sucumbió a su patológico miedo escénico. Ahora reaparece en Chicago en un esperado concierto al que también asiste su esposa, la famosa estrella de cine Emma Selznick (Kerry Bishé). Con el teatro abarrotado y ante un público expectante, Tom encuentra un inquietante mensaje escrito en la partitura de la dificilísima pieza que va a interpretar: “Si fallas una sola nota, morirás”. Sin dejar de tocar y sin que nadie se entere, Tom debe descubrir quién es el francotirador anónimo, y conseguir ayuda.

Director: Eugenio Mira

Intérpretes: Elijah Wood, John Cusack, Kerry Bishé, Tamsin Egerton, Allen Leech, Don McManus, Alex Winter, Dee Wallace

Guión: Damien Chazelle

Duración: 90 min

Género: Thriller

Estreno DVD: 26/02/2014

Público: Jóvenes

Valoración: ***

Contenidos (de 0 a 6):

Humor: 0

Acción: 2

Amor: 0

Violencia: 2

Sexo: 0

Crítica:

Los productores de la exitosa Buried (Enterrado), Rodrigo Cortés y Adrián Guerra, apadrinan este nuevo largometraje del alicantino Eugenio Mira (“The Birthday”, “Agnosia”), de producción mayoritariamente española, aunque rodado en inglés. Se trata de un angustioso thriller psicológico a la antigua usanza, desarrollado con unidad de tiempo y acción en el escenario casi único de un teatro.

El estadounidense Damien Chazelle ofrece un conciso y sólido guion, y Mira se luce en su tensa y milimétrica puesta en escena, muy clásica, aunque de planificación y montaje agresivos. En ella rinde homenaje sin disimulos al cine de Alfred Hitchcock —sobre todo a “El hombre que sabía demasiado”— y de su discípulo Brian De Palma, también en sus oxigenantes golpes de humor y en el hábil aprovechamiento dramático de la espléndida banda sonora de Víctor Reyes, que potencia mucho la intriga. Cuesta ver al hobbit Elijah “Frodo” Wood en la piel del acosado protagonista, pero la cámara lo mima hasta hacerle tan creíble como el resto de personajes, todos ellos interpretados con convicción.

Se agradece el tratamiento también clásico y elegante que Mira da a la violencia, especialmente en la espléndida elipsis del estridente acorde de un arco en un violonchelo. Y cabe reprochar algún detalle inverosímil —como el uso del teléfono móvil por el protagonista durante la representación—, así como la escasa definición y presencia física del personaje que interpreta John Cusack. En todo caso, queda un brillante ejercicio de estilo en torno a las servidumbres de la fama y de las nuevas tecnologías, de gran vigor visual y suficiente hondura dramática, que debería servir de modelo para que el cine español resucite al estilo clásico otros géneros fílmicos.

Fuente:  Jerónimo José Martín (www.cope.es)