In Good Company (2004)

 

Tiempos modernos

A sus 51 años, Dan Foreman parece estar en su mejor momento. Gracias a sus habilidades como negociador y jefe de equipo, ha cerrado su mejor año como responsable de publicidad de Sports America, la revista para la que trabaja. La mayor de sus dos hijas, Alex, su ojito derecho, está a punto de marcharse a la Universidad de Nueva York, y además, ha recibido una inesperada y fantástica noticia: va a ser padre una vez más. Eso sí, habrá que apretarse el cinturón. Pero en éstas hace su entrada en el tablero de juego un nuevo personaje, Carter Duryea, ejecutivo de 26 años que Globecom, la multinacional que acaba de adquirir la revista, ha designado como jefe de Dan. Por su parte, Carter no es el ‘triunfador’ que parece. Acaba de romper con su novia, y carece de una familia tan unida como los Foreman. Por ello se autoinvita a cenar a la casa de éstos, y acaba iniciando una relación con Alex.

Cabría esperar que el responsable de American PiePaul Weitz, director de este film que también ha coescrito con su hermano Chris, compusiera otra comedia en la misma línea, alocada y sin contenido. Nada más lejos de la realidad. Weitz supera incluso la calidad de la interesante Un niño grande (también sobre relaciones paterno-filiales) en una comedia que habla de los modernos conglomerados empresariales que absorben a las compañías pequeñas, el peligro de la deshumanización en las grandes corporaciones, la conciliación entre la vida laboral y la familia, la competitividad, y sobre todo, el choque generacional entre los veteranos y los jóvenes cracks que revolucionan el mundo empresarial sin atender a la experiencia de los que le preceden. Y lo hace con un estilo elegante, que entronca con comedias laborales tipo El apartamento, de Billy Wilder, o Luna nueva, de Howard Hawks. Aunque las comparaciones son odiosas, Weitz hereda de esos maestros la habilidad para lograr un tempo muy ágil, y una modélica dirección de actores. Encadenando un éxito tras otro, Dennis Quaid viene demostrando últimamente su capacidad para los papeles maduros de padre modélico. El desconocido Topher Grace está a la altura de la ocasión, y la siempre insuperable Scarlett Johansson eclipsa al resto del reparto en sus escasas escenas.