Still Walking (2008)

Reunión familir

Reunión familir

Una película a lo Yasujiro OzuAruitemo, aruitemo ya la hemos visto, el citado maestro nipón hizo al menos una docena de títulos que podrían conectar con éste, historias de familias corrientes, de hasta tres generaciones, que se reúnen por algún motivo. El mérito de su compatriota Hirokazu Koreeda (Nadie sabeHana) es entregar un film a la altura del modelo pero adaptado a los tiempos actuales, lo que suponía enfrentarse a un listón muy alto; y sí, el resultado es emotivo, con personajes entrañables, que se hacen querer, aunque no sean perfectos. La cosa transcurre casi en su totalidad en apenas 24 horas, en la que los dos hijos casados de un matrimonio anciano acuden a verles al hogar de la infancia. La hija es una mujer sin pelos en la lengua, algo descarada, que desearía un día poder vivir con su marido e hijos en la casa. Y el hijo se ha casado recientemente con una viuda madre de un niño, algo que no hace gracia a sus padres, él un viejo cascarrabias, médico, que esperaba que su retoño siguiera sus pasos profesionales, ella ama de casa con bastante genio también. Planea en el hogar la muerte trágica años atrás del hijo mayor, al que honran en el aniversario de su deceso. Y hay recelos en aceptar a la nueva hija política, y algún secretillo de familia.

Hay en la narración un tono agridulce. Existe un aprecio por la familia, hay cariño, respeto y buenas maneras, un deseo de agradar al otro. Al tiempo hay roces, malos entendimientos, rencores, cabezonerías. Y también buenos deseos de volverse a ver, en otra ocasión, no cumplidos, algo no raro cuando se conciben ciertas visitas como una carga, que habría que reducir al mínimo que dicta la buena educación, porque hay tanto que hacer… Kore-Eda logra un equilibrio perfecto entre los detalles de suave humor que salpican la cinta, con cierto patetismo -el gordo patán por el que dio la vida el hijo fallecido-, y hasta con momentos mágicos, la mariposa de alas amarillas. No se cae en la sensiblería, mostrándose con realismo los buenos deseos que presiden las reuniones familiares, y las diferencias y puyas que surgen casi de modo inevitable. Los actores han captado perfectamente los pequeños detalles que definen a sus personajes, por lo que la película alcanza algo muy parecido a la perfección.