Es común hablar de “brecha digital” para subrayar la gran diferencia entre países o entre clases sociales con respecto al uso de Internet y demás tecnologías actuales de comunicación. También se podría decir que hay una “brecha literal” entre chicos que son grandes lectores y otros que apenas leen, según un estudio publicado en Gran Bretaña. Las dos brechas están relacionadas hasta cierto punto, pues los medios digitales compiten con los libros por el tiempo de los muchachos. Pero las mayores diferencias se dan entre sexos, edades y niveles económicos.

El estudio se basa en una encuesta a 18.000 escolares británicos de 8 a 17 años. Lo ha hecho la National Literacy Trust, una fundación dedicada al fomento de la lectura.

Las revistas son el único caso de letra impresa entre los cinco tipos de material que los chicos leen habitualmente fuera de clase; ocupan el segundo lugar, con el 58%. Lo más leído, en concreto por casi el 60%, son los mensajes de texto; después de las revistas vienen el correo electrónico (50%), los sitios de Internet (49,3%) y las redes sociales (48,48%).

Los libros aparecen más abajo: la ficción, en sexto lugar con casi el 46% de lectores; y ya en la mitad inferior de la tabla, las obras de sin ficción (35%), los comics (27%), la poesía (20,7%).

Lo menos leído de todo son los libros electrónicos (5,6%). También es significativo que en unas generaciones muy hechas a las nuevas tecnologías, hay otra más con poco éxito: los blogs (16%), que parecen productos para adultos. En cambio, los jóvenes usan bastante (44%) la mensajería instantánea.

Pese a los datos precedentes, los chicos no son unos digitales tan convencidos. Para ellos, “leer” se refiere principalmente a los libros. La encuesta les preguntó no solo qué leen, sino además qué lee, según ellos, un buen lector. Deben de ser sinceros, porque las respuestas no coinciden. Por gran mayoría (81%), creen que el buen lector lee narrativa, cosa que no hacen la mitad de ellos mismos. La inconsecuencia es también grande en otros dos casos: la poesía es tenida en alta consideración, pero poco leída; los mensajes de texto son lo menos digno de un buen lector, pero lo más usado por los chicos. En ambos casos, la brecha entre el ideal y la realidad se acerca a 30 puntos.

De las otras brechas, la primera es la sexual. En conjunto, casi dos tercios de los encuestados leen todas las semanas; pero las chicas están por encima de la media (casi 71%) y los chicos por debajo (59,6%). Los mayores contrastes se dan en los extremos: la proporción de quienes no leen nunca son el doble entre los chicos (10%), que están claramente por debajo de las chicas en la de quienes leen a diario (24% contra 34%). La misma ventaja de las chicas y la misma polarización en los extremos se ve en las respuestas sobre el gusto por leer.

La diferencia entre los sexos se repite en otros aspectos. Las chicas leen más tiempo, van más a librerías y bibliotecas, es más frecuente que les regalen libros. Al revés, los chicos dicen en mayor proporción que prefieren ver televisión a leer, que no encuentran lecturas que les atraigan y que tendrían vergüenza si los amigos los sorprendieran leyendo.

Tampoco ellas y ellos leen las mismas cosas. Las chicas leen más revistas, novelas y poemas. Los chicos leen más periódicos, comics y manuales.

Dos “brechas” más: la frecuencia de lectura baja con la edad y es menor en los escolares de clase modesta. Pero la que el estudio destaca es otra: mientras uno de cada diez chicos leen mucho, uno de cada seis no leen casi nunca. Como es lógico, estos leen peor y comprenden menos los textos en general. Por eso, dice la National Literacy Trust, fomentar la lectura entre esta significativa minoría es importante para subir el nivel educativo medio.

Fuente: Aceprensa, 30-8-2011