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Efraín, el menor de 5 hermanos, decide casarse en julio sin saber que su boda coincidirá con la final de la Copa del Mundo, en la que España llegará a jugarse el título. La presencia o no de la madre que les abandonó, el malestar que eso provoca en el padre de familia y los múltiples problemas y conflictos que comparten serán casi más sonados que la final del mundial.

Director: Daniel Sánchez Arévalo

Intérpretes: Verónica Echegui, Antonio de la Torre, Quim Gutiérrez, Roberto Álamo, Héctor Colomé, Miquel Fernández, Patrick Criado

Guión: Daniel Sánchez Arévalo

Duración: 101′

Género: Comedia, Drama

Estreno DVD: 05/02/2014

Público: +18

Valoración: **

Contenidos (de 0 a 6):

Humor: 2

Acción: 1

Amor: 0

Violencia: 1

Sexo: 2

Crítica:

Daniel Sánchez Arévalo rescata parte del casting de Primos (2010) y recupera también la idea de la boda como bomba de relojería. No obstante, sin duda, el corazón de su guión se aproxima más bien a flexibilizar una idea de familia en la que los lazos no tienen por qué ser siempre los de la sangre o la tradición.

Arévalo, que baraja un material tan sugestivo como son las relaciones familiares, adopta un camino interesante (la analogía con 7 novias para 7 hermanos) en el primer tercio o mitad, con altibajos discutibles, como las entradas musicales y coreográficas en la ceremonia.

Sin embargo, bien pronto se descubre que, aunque acierta en varios aspectos de fondo (cierto dibujo del amor para toda la vida o la riqueza que supone tener varios hermanos), la confusión emocional abre paso a un sinfín de incoherencias no sólo vitales (suponer que la mentira e infidelidad puede darse por amor verdadero) sino también de guión. Giros sorpresa (sin un trabajo previo en las tramas), finales explicativos (porque tampoco el guión sabe exponerlos) y un aleteo de expresiones de bar cañí intentan mantener la atención del espectador, que se debate entre el juego del film a diversas bandas.

La dimensión temporal como estrategia para crear tensión funciona en parte; de hecho, el relato corre casi paralelo a la duración del partido de fútbol. Sin embargo, en cine, la pirotecnia funciona durante un rato y, luego, el fuego y la luz se apagan. Así sucede con los diversos personajes; algunos bien manejados por sus actores, otros más bien mareados por una dicción realmente deficiente. Incluso el intento de homenajear otras comedias clásicas resulta ciertamente insuficiente: véase el camarero etílico, pobre caricatura del de El guateque.

Costumbrista, pero artificialmente barriobajera; honda en algún momento y confusa en muchos; e irregular en su entramado narrativo. Así es esta gran familia española, que para nada constituye ni un paradigma de tal institución ni del cine que esperamos se haga en este país, a pesar de su preselección para ser presetada a los Oscar.

Fuente: Lourdes Domingo (www.taconline.net)