La industria de los videojuegos se compone principalmente de editores y desarrolladores. Los desarrolladores crean los juegos, mientras que los editores los financian, los comercializan y los distribuyen a los minoristas. En 2006, el mercado mundial representaba aproximadamente 21.500 millones de dólares y se prevé que esta cifra aumente a 49.000 millones en 2011, lo que supone un incremento anual superior al 9%.

En la cumbre de la pirámide de esta industria se encuentran las multinacionales que crean los equipos físicos: Nintendo, Microsoft y Sony. Nintendo es una empresa dedicada a los juegos, y sus consolas y dispositivos móviles (como la Wii y la DS) constituyen su núcleo de negocio. Bien distinta es la historia de Sony y Microsoft, cuyas consolas domésticas (PlayStation 2/PlayStation 3 y Xbox/Xbox 360, respectivamente) son sólo uno de los elementos de su enorme gama de productos de consumo. Los operadores de telefonía móvil también se están centrando cada vez más en ofrecer “plataformas” de hardware capaces de albergar juegos en sus productos.

Si bien Nintendo, Microsoft y Sony desarrollan sus propios juegos o han adquirido estudios de desarrollo para crear juegos destinados a sus plataformas específicas, no son los únicos agentes de la industria. Hay terceros editores, como Electronic Arts, Ubisoft y Capcom, que son compañías editoriales independientes y externas que venden juegos creados en sus propios estudios de desarrollo independientes o en los de otros. Las empresas auténticamente independientes constituyen un excepcional campo de cultivo mixto de la industria, ya que pueden desarrollar para cualquier editor.

Mientras algunos se centran en los grandes juegos para consolas impulsados por la tecnología, otros lo hacen en la rápida renovación de títulos para dispositivos portátiles y teléfonos móviles. Las empresas independientes pueden estar formadas por reducidos equipos de unas 20 personas o puede tratarse de grandes empresas con más de 200 empleados en distintos lugares del país o, incluso, del mundo. Los que han tenido mayor éxito se han convertido en poderosas compañías capaces de dedicar múltiples equipos a trabajar en diversos proyectos de forma simultánea.