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Seis años después de su enlace matrimonial, Mr. Darcy y Elisabeth preparan el baile anual en la mansión de Pemberley. A los ajetreados preparativos se sumará un tragedia familiar cuando Lydia, la hija díscola de los Bennet, aparece para anunciar la muerte de su amado esposo, Wickham, en los bosques de la mansión.

Emisión: Martes | 22:30 | Antena 3

Género: Serie | Drama

Público: +16

Valoración:  ***

Contenidos (de 0 a 6)

Humor: 0

Acción: 1

Violencia: 1

Sexo: 1

Crítica:

La escritora británica Phyllis Dorothy James (1920), más conocida como P.D. James, toma prestados los personajes de la aclamada Orgullo y prejuicio para configurar este drama de investigación criminal. El libro, de quien adopta el título la serie, es la última novela de James, publicada en España en 2012, y fue escrito cuando la autora contaba más de 90 años de edad.

La BBC adapta, en una miniserie de tres capítulos, las desventuras del joven matrimonio Darcy en un momento en el que todo se tambalea, nuevamente gracias al problemático e impredecible George Wickham.

Los personajes son la excusa para ambientar un relato de misterio en la Inglaterra del 1800. Con menos intensidad, pero con igual gusto que Jane Austin en Orgullo y prejuicio, James retrata una sociedad delicada en sus detalles, amante de las formas y clasista sin remedio.

Su producción mantiene el nivel de otras propuestas de la cadena y no ahorra en escenarios –rodada en localizaciones de la ciudad de York (Reino Unido)–, vestuarios, atrezzo y parajes naturales, todos ellos necesarios y elegantes.

La historia se narra sin prisas, prestando atención a los pormenores, a los silencios y a las justificaciones de los acontecimientos. Con todo, no se hace lenta ni tediosa. En La muerte llega a Pemberley se respeta la cadencia clásica de estos relatos británicos y, con ello, se permite al espectador recrearse con los personajes y sus dramas, internos y externos.

No se trata de un relato excelente, al que seguro que se le pueden encontrar muchos peros, sin embargo es una propuesta que tiene estilo, que se decanta por el buen gusto y que se narra con sensibilidad y, como no abundan estos espacios en nuestra pequeña pantalla, se convierte en una ocasión para afinar el «paladar televisivo».

Fuente: Mar Pons (www.taconline.net)