Maya es una agente de la CIA que aterriza Pakistán para unirse al equipo que investiga la red del terrorismo islámico cercano a Bin Laden. Pronto, la joven dará con una pista sobre el paradero del líder yihadista que batallará hasta el final, a pesar de encontrarse con obstáculos no sólo externos, sino también internos dentro de la propia agencia.

 

 

 

 

 

 

Director: Kathryn Bigelow

Intérpretes: Jessica Chastain, Joel Edgerton, Jason Clarke, Jennifer Ehle, Mark Strong, Harold Perrienau, James Gandolfini

Guión: Mark Boal

Duración: 157′

Género: Thriller |Drama | Histórico

Estreno DVD: 01/05/2013

Público: +18

Valoración: ***

Contenidos (de 0 a 6):

Humor: 1

Acción: 2

Amor: 0

Violencia: 2

Sexo: 1

Crítica:

Kathryn Bigelow confía una vez más su trabajo a la cuestión de Irak. La directora de  K-19: The widowmaker supo dar un giro al cine que se estaba haciendo sobre la presencia norteamericana en ese país con En tierra hostil (2010). En esa película, ponía el acento en las tensiones psicológicas de un grupo especializado en desactivación de explosivos. El nuevo planteamiento, aparentemente menos político y más humano sin dejar de ser realista, gustó al público y a parte de la crítica. Algo parecido, pero con más intensidad, está sucediendo con La noche más oscura.

Mark Boal, que ya escribió para Bigelow su anterior film y que firmó otro título de temática parecida (En el valle de Elah), retrata con inteligencia la post América del 11-S. Precisamente, el país en sí no aparece mucho, tan sólo en algunas secuencias en la central de Inteligencia, pero a través de sus personajes, profesionales del espionaje y la geopolítica, empeñados en la caza y el fin del terrorismo, se vislumbra el papel que este conflicto, realmente, bélico está teniendo en Estados Unidos y aledaños.

De hecho, cuando el 2 de mayo de 2011 las tropas norteamericanas mataron a Bin Laden, Boal y Bigelow ya habían finalizado un guión sobre la investigación y búsqueda del líder de Al Qaeda por parte de los servicios secretos americanos. La magnitud de los hechos les obligó a reescribir el libreto, retrasar un poco la producción y demostrar así que Irak, el terrorismo y su particular guerra es todavía una auténtica obsesión en Norteamérica.

De este modo, la “película” que pudieron ver los espectadores en los informativos hace apenas un año y medio –aquellas imágenes de la entrada en el búnker pakistaní del fundador de Al Qaeda- se han convertido en el mejor tráiler y anuncio de este film. Podría decirse que la cinta protagonizada por Jessica Chastain es un prolongado flashback para llegar a esa zona más oscura que fueron las 00:30 de la madrugada del 2 de mayo.

Lo más valioso de la apuesta de esta capaz directora es una posición poco escorada para un film de estas características. Se mantiene un pulso interesante entre buenas intenciones, dudas, obstinaciones poco sanas y vulneraciones de derechos humanos por diversas partes o bandos, de manera que incluso el retrato de Maya, la protagonista, aunque cargada de ideales, muestra también su zona de oscuridad u ofuscación. A pesar de todo, Zero dark thirty no introduce los elementos que hacen verdaderamente compleja la cuestión de Irak y Oriente Próximo, como las anteriores intervenciones americanas en ese territorio y los aspectos vinculados con el petróleo.

Por otra parte, los prolongados minutos de metraje no dejan de ser prolongados. No obstante, el guión gradúa con agudeza la información que da en cada momento y cómo la da para hacer mínimamente interesante la mayor parte de las secuencias.

El ritmo y atractivo también viene marcado por una eficaz dirección de Bigelow, que coloca la cámara con precisión, monta los planos con oficio y cierta creatividad (algo que se nota en lo bien que queda determinada la línea cronológica global del film) y dirige a los actores sacando lo mejor de ellos sin ningún histrionismo. Jessica Chastain se supera y aporta nuevos registros en cada película que estrena, y en La noche más oscura ofrece una muestra fantástica de cómo marcar la evolución de un personaje, desde las excesivas escenas de tortura iniciales (cuyo tono se endereza sabiamente) hasta su presencia y no presencia en el tercio final.

 


Fuente: Lourdes Domingo (www.taconline.net)