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Fuente: FAMILYMEDIA

Hoy, tal como está organizada la sociedad, nuestra vida diaria sería inconcebible sin las nuevas tecnologías. Smartphone, tablet, pc, se han convertido en instrumentos de uso común, tan imprescindibles y necesarios como la cartera o las llaves de casa. ¿Quién de nosotros, si se olvida su móvil, no vuelve a casa para recuperarlo?

 

Esta estrecha relación con la tecnología afecta a todos: a los adultos, a los adolescentes e incluso a los niños. Es más, en el imaginario colectivo, a menudo son precisamente los jóvenes los primeros en ser asociados a las nuevas tecnologías, porque juventud es sinónimo de novedad y modernidad. Y este común sentir no se equivoca. De hecho, son precisamente los jóvenes los principales usuarios de los medios digitales.

 

Todos los chicos pasan gran parte de su tiempo libre utilizando las nuevas tecnologías: juegan y se divierten con los videojuegos, encuentran en Internet las informaciones que necesitan, desarrollan y mantienen relaciones a través de las redes sociales, comunican y se conectan con sus amigos y familiares por medio del móvil. Todo esto con buena paz de los llamados viejos medios, como la televisión, la radio y los periódicos, con frecuencia confinados a un oscuro rincón de su tiempo libre.

 

Pero no se trata solo del aspecto lúdico y social. Además, las nuevas tecnologías ofrecen a los jóvenes numerosas oportunidades de desarrollo y aprendizaje. Baste pensar en los estudiantes de bachillerato y los universitarios, que utilizan la red para buscar información, hacer tesinas e investigaciones, o aprender nuevos conceptos y nociones, que a menudo integran a lo que encuentran en los libros.

 

Los niños y las nuevas tecnologías: ¿cómo utilizarlas para estimular su aprendizaje?

 

Todo lo que hemos dicho vale no sólo para los adolescentes, sino también para los niños, a los que los expertos ya definen como nativos digitales, porque nacieron con la tecnología en una mano y el biberón en la otra.

 

También ellos reciben beneficios de las nuevas tecnologías, sobre todo en lo referente a la formación. Pensemos, por ejemplo a las app para niños, y los sitios web que ayudan a los más pequeños a desarrollar su creatividad e intuición. Existe una gran variedad de juegos infantiles online, muchas veces gratuitos, que facilitan el aprendizaje a través del juego.

 

La tecnología puede crear momentos de diversión, de crecimiento, de interacción preciosos, y también de unión entre padres e hijos.

En general, los niños perciben la tecnología como algo positivo, sobre todo porque la vinculan con la diversión. Les hace sonreír. ¿Habéis visto alguna vez un niño con una tableta en sus manos? La imagen es exactamente ésta, la de un niño que juega y sonríe.

 

Está claro que siempre hay que fomentar lo más posible el autocontrol del niño en el uso de las tecnologías. Educar a los hijos al dominio de sí ya a esta edad es fundamental para su proceso de desarrollo y crecimiento.

 

Adolescentes y nuevas tecnologías: ¿cómo desarrollar un sentido crítico?

 

Volvamos a los adolescentes y desechemos el típico estereotipo de ciertos padres o educadores rígidos e inflexibles: la tecnología les es muy útil. Nunca hay que negarla o demonizarla. Lo que sí es esencial es saber utilizarla con equilibrio, sin caer en dependencias o excesos. Pero aún más importante es estimular en los chicos un sentido crítico ante los medios digitales. ¿Esto qué quiere decir? Significa que en nuestra relación diaria con los medios digitales no es tan importante conocerlos y saber utilizarlos perfectamente desde el punto de vista técnico y del funcionamiento, sino sobre todo saber desarrollar una actitud responsable, de análisis y crítica. No ser usuarios puramente pasivos, sino activos, atentos y conscientes. Hay 5 consejos que pueden ser útiles a los chicos (y también a los adultos) para mejorar nuestra relación con las nuevas tecnologías:

 

Utilizar siempre fuentes de información creíbles: abrir y leer una página web no siempre significa encontrar una información fiable y verdadera. Internet no es un mundo idílico donde todo es verdad. Hay que saber seleccionar bien los sitios de donde obtener información y darnos cuenta de si dan informaciones parciales, tendenciosas, o si son realmente fiables.

 

Analizar los argumentos: navegando en la red nunca deben prevalecer los prejuicios y las emociones por encima del análisis y la razón. Hay que entender en profundidad los temas propuestos. A menudo es útil confrontar los distintos contenidos hallados, y luego sacar unas conclusiones. Hay que evitar los argumentos puramente ideológicos y sectarios, así como aquellos que carecen de análisis y de razonamientos válidos.

 

Hacerse siempre preguntas y darse respuestas: frente a cualquier contenido on line, un artículo o un post en una red social, siempre es conveniente plantearse preguntas como ¿por qué se ha escrito?, ¿cuál es la idea de fondo? ¿puede ser una afirmación justa o un buen ejemplo a seguir? ¿qué hay de bueno y qué de malo? Se trata de una buena actitud para desarrollar un sentido de análisis y razonamiento.

 

Tener una mentalidad abierta: Es verdad que todos tenemos nuestras ideas y nuestros prejuicios. Pero en internet es importante acostumbrarse a leer y a tomar en consideración opiniones e ideas distintas a las nuestras – si son válidas y razonables – para mejorar y recibir una bocanada fresca de novedad. Un ejemplo: leer sitios en lengua extranjera. Es un modo eficaz, más que para mejorar nuestras capacidades lingüísticas, para conocer la cultura, la política, la sociedad y las tradiciones de otros países.

 

Buscar siempre alternativas a la tecnología: la red y todos los medios digitales no deben ser nuestra única y exclusiva fuente de información y evasión. En Internet, por ejemplo, podemos facilmente encontrar muchos sitios donde ver gratuitamente en streaming buenas películas. Sin embargo, nada podrá sustituir la emoción, el calor, la experiencia sensorial y social de ir al cine a ver una buena película en compañía de un buen amigo.