Calidad del contenido: 3/5
Violencia: +18
Miedo: +18
Sexo: + 18
Drogas: + 12
Conductas imitables: +18
Lenguaje: +18
Para las generaciones actuales una serie de animación así es, a priori, todo un caramelo. Los 18 capítulos se consumen rápidamente (el metraje es mínimo: de 6 a 15 minutos por episodio) y además son historias independientes que permiten saltar de una a otra sin problema. El click hiperactivo está marcando nuestras vidas y Netflix es perfectamente consciente desde hace muchos años. Por eso no deja de estrenar series y películas como si fuese un contenedor gigante.
“Love, Death + Robots” cuenta con la producción ejecutiva de David Fincher, un cineasta privilegiado que ha producido series de televisión tan influyentes como “House of cards” o “Mindhunter”. El sello de calidad se ve en cualquiera de los capítulos con una animación de primera categoría. El creador y coordinador de la serie es Tim Miller, director de la taquillera y zafia “Deadpool”. Ha contado con directores y guionistas de todo el mundo entre los que destaca el polaco Damian Nenow (codirector junto con Raul de la Fuente de la extraordinaria película de animación “Un día más en la vida”) que firma una de los mejores episodios: “Fish Night”.
Llama la atención la cantidad de directores españoles que han sido seleccionados para esta serie: Víctor Maldonado (ganador del Goya a la mejor película de animación por “Nocturna”), Javier Recio (nominado al Oscar en 2009 por “La dama y la muerte”) o Alberto Mielgo, que lleva años trabajando en Hollywood en proyectos tan ambiciosos con la espectacular “Spiderman: Un nuevo universo”, que ganó el Oscar a mejor película de animación hace unas semanas.
Aunque hay premisas ingeniosas en episodios como “Zima Blue”, “Alternative Histories”, “Three Robots” y “When the yogurt took over” (los 3 últimos dirigidos por Víctor Torres y Alfredo Torres), la serie deja la sensación de ser diferente a todo lo que ha hecho hasta ahora Netflix pero insuficiente. No terminar de funcionar los conflictos y personajes de una tramas frecuentemente atacadas por el estilo macarra de “Deadpool” que ha impuesto Tim Miller. Es el problema de buena parte de la animación para adultos; muchas veces parece obligarse a sí misma a incluir dosis de sexo y violencia duras cercanas al “gore” y la pornografía.
La variedad de estilos visuales de la serie no esconde una pobreza argumental y un limitadísimo desarrollo de personajes evidente, muy alejado de la categoría de títulos recientes de animación tan excelentes y diversos como “Loving Vincent”, “Ralph rompe Internet” o “Your name”. Como Ciencia-Ficción tampoco puede medirse con la inventiva serie “Black Mirror”, la entrañable primera temporada de “Stranger Things” o la diferente “The Good Place”. Y desde luego no puede acercarse a ninguna de las dos últimas obras maestras que ha dado este género en los últimos años: “Gravity” de Alfonso Cuarón y “La llegada” de Denis Villeneuve.
Sobre el crítico
Claudio Sánchez de la Nieta
Crítico de cine y televisión de iCmedia, Aceprensa y Fila Siete. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.