Men in Black: International

 

 

Nueva agente en la agencia

Desde pequeña, Molly se ha sentido fascinada por el universo. Y también por conocer sus secretos y las distintas criaturas que lo pueblan desde que conoció siendo una niña a un simpático extraterrestre y presenció cómo borraban la memoria a su padres unos misteriosos hombres de negro. Años después la joven logrará cumplir su sueño de ser admitida en la famosa organización secreta que se ocupa del mundo alienígena y será enviada a la sección de Londres. Con el nombre de M formará equipo con el apuesto agente H, famoso por haber salvado el mundo de su destrucción.

Siete años después de la última entrega, llega esta cuarta película de la franquicia de los Men in Black, en donde el artífice de la trilogía inicial, Barry Sonnenfeld, ejerce tan solo de productor. El relevo tras la cámara corre a cargo de un tipo hábil, F. Gary Gray (Fast & Furious 8), que aquí tampoco se estruja demasiado el cerebro para entregar escenas especialmente originales, aunque seguramente tenga bastante que ver el guión de Matt Holloway y Art Marcum, responsables de Iron Man, que no logran revitalizar una saga que ya daba pruebas de agotarse en el film anterior. Ni siquiera sorprende Men in Black: International con las transformaciones alienígenas marca de la casa, alguna pasable hay pero sabe a poco, y se abusa decididamente de parlamentos agotadores que rompen el ritmo de la acción en más de una secuencia.

El resultado es correcto, pero quizá le falta al film tomarse un poco más en serio la aventura. Todo es tan ligero que acaba por no importar y en ningún momento se siente la amenaza del mal que presumiblemente va a acabar con el planeta. Los malos no tienen personalidad y así es complicado interesar demasiado. Hay escenas de acción apañadas y siempre quedan lógicamente los efectos especiales, como es habitual bien confeccionados, pero eso ya no es noticia. La gran novedad de fondo, obviamente, es la inclusión de “una” agente como protagonista, lo cual da lugar a más de una gracieta feminista (“mujeres de negro”, y tal), donde se agradece el tono paródico (grande Emma Thompson, que se luce en los dos minutos que tiene en pantalla). También funciona la composición de Chris Hemsworth, un actor que cada vez se ríe más de sí mismo y empieza a encontrar su propia personalidad. Tessa Thompson, sin embargo, no parece la opción más adecuada para su papel, le falta empatía y sentido del humor, algo que sí aporta con creces su diminuto y fiel compañero Peoncín (probablemente el mejor personaje del film), que regala el gag más eficaz y tronchante al referirse en un momento dado a la película El diario de Noa.