Los límites de edad para el uso de Internet y redes sociales son una hipocresía. No pretenden la seguridad de nuestros niños, sino la protección de la responsabilidad de las empresas ante los posibles «malos» usos que realicen los más pequeños. Por experiencia propia he podido comprobar cómo la creación de condiciones de servicio, normas de privacidad, etc. de un sitio web busca los límites dentro de la protección del negocio. Algo similar a lo que se encontró Álvaro Cabo, autor del blog «Mi país a través de mis ojos«, creado después de que le negaran la posibilidad de ser socio de la Biblioteca Nacional de España porque no tenía la edad mínima (16 años). Así, puedes tener tu cuenta enTuenti (14 años) antes que ser socio de la Biblioteca.

¿Es coherente marcar una edad de acceso diferente para una red social según el país en el que se encuentre el usuario? Por ejemplo, en España o Corea del Sur necesitas tener14 años para tener una cuenta de Facebook y 13 en Estados Unidos. Como el propioFacebook explica, este cambio es por cumplir con la norma «Para cumplir la legislación en Corea del Sur y en España, requerimos que los usuarios residentes en estos países tengan una edad mínima de 14 años para crear una cuenta».

Eso sí, hace dos semanas editaron la respuesta a la pregunta en su centro de ayuda»¿Qué edad debo tener para registrarme en Facebook?» y no refleja la misma respuesta.

Además, el año pasado decidieron que el contenido publicado por menores en la famosa red social también pudiera ser público para todos (hasta ahora el límite de la privacidad por los adolescentes permanecía entre amigos o amigos de amigos) ofreciendo más información a sus anunciantes.

En Twitter la edad mínima es 13 años (no menciona los 14 años en España), eso sí, no aparece en las Reglas de Twitter que facilitan la convivencia de los usuarios. Sin embargo, sí lo muestra en la Política de la Privacidad «Nuestros Servicios no se dirigen a personas menores de 13 años».

Por otro lado, en Google existen diversos límites de edad mínima para cada país (14 años en España y Corea del Sur, 16 años en Países Bajos y 13 en Estados y Unidos y otros países) y para cada servicio (18 años para aquellos que requieren cobros y pagos como Adwords, Adsense y Wallet).

Con todo, a pesar de que pocos adolescentes usan la mayor red social profesional,LinkedIn tiene unas normas específicas de privacidad para los perfiles de menores.

Aunque muchos sitios web poseen herramientas de denuncia de cuentas de menores de la edad permitida o sistemas de detección ¿es ese el camino? Que exista una edad legal no implica que se cumpla la ley. De hecho, en 2013, según un estudio de Advertising Standards Authority, «Un 42% de los niños se inscribe en las redes sociales afirmando ser mayor de edad». Como explicaba Enrique Dans, esto provoca distanciados discursos que influyen en la formación de nuestros futuros ciudadanos donde ayudamos a los niños a que transgredan las normas y a que tengan que ocultarlo y mentir a la empresa proveedora del servicio o a sus familias.

Eso sí, en esto de la mentira, todavía me da más pavor, y esto da para otro post, seguir leyendo en la actualidad (en 2010 se lo podíamos oír al responsable de Comunicación de una red social) consejos a menores afirmando que no deben crear perfiles con suidentidad real en Internet… entonces ¿cómo les enseñamos a identificar la mentira y a protegerse de las identidades falsas en la Red? ¿cómo les enseñamos a cuidar suidentidad digital, así como su intimidad y diferenciarla del contenido publicable? ¿cómo hacerles mentir sobre su identidad si ya la hemos dado en nuestras redes sociales antes incluso de que hayan nacido?

Personalmente, no creo en normativas de edad, sino en la educación y acompañamiento de los pequeños para que realicen un buen uso de cualquier espacio conectado. Las oportunidades que nos brindan los medios sociales son enormes, pero, como todo, son herramientas para utilizar con un fin concreto. En ese fin, es en el que podemos educar, no en el medio. Esto rebaja los límites de la brecha digital, ya que tanto padres como educadores, o adultos en general, pueden formar a los niños en el buen uso, en el contenido compartido, en el respeto y la empatía… en los valores con los que ser un ciudadano digital más allá del «tito».

Así, la responsabilidad de las empresas tecnológicas debe ir encaminada por asegurar entornos, facilitar filtros de información, moderar espacios… es decir, generar herramientas tecnológicas apropiadas como proveedores de servicios de intercambio de contenido en el que conviven menores, como el ejemplo de la versión de YouTube para niños que conocíamos hoy (veremos su ejecución).

Con todo, como ya comentamos en la Jornada Ateleus de 2012, la responsabilidad con los menores no solo afecta a las tecnológicas, sino a todas aquellas compañías que utilizan la Red y ponen al alcance de los menores todo su contenido. Y aquí, no solo las empresas que se comunican directamente con ellos, donde los medios de comunicacióntiene mucho que decir. Por  exponerlo de un modo sencillo: vas andando por la calle. Te paras en un semáforo en rojo. No viene ningún coche. Al otro lado, un niño está esperando a que se ponga verde. Te mira. ¿Cruzas o esperas a que el semáforo cambie de color? Todos educamos y nos educamos en todo momento.

Fuente: Diana González (dianagonzalezgonzalez.blogspot.com.es)