Si usted no se ha enterado, le resumo el escándalo del mes. En ‘Sálvame deluxe’ (dónde si no) aparece una ex concursante de ‘La casa de tu vida’ acompañada por un supuesto esclavo sexual. De repente el supuesto esclavo toma la palabra y asegura que no es tal, sino un maltratador. Se forma un jaleo tremendo y al poco rato anuncia Jorge Javier Vázquez que ha llegado la Policía para tomar declaración al sujeto. Toda la sordidez del episodio consiste en que nadie puede decir dónde acaba la verdad y dónde empieza la impostura. ¿El supuesto maltratador era tal o representaba un papel? ¿Era esclavo de la señorita invitada o de los guionistas de ‘Sálvame’? ¿El sujeto terminó realmente interrogado por la Policía o eso se lo sacó Vázquez de su inabarcable manga? Y si se lo inventó, ¿fue por echar más morbillo a la historia o para escapar de eventuales denuncias? Y todo el zafarrancho montado en torno al caso, ¿fue real o más bien era un montaje para que usted y yo hablemos hoy de esto, y así hagamos publicidad de ese sucio muladar? Mientras el espectador de a pie y el crítico común nos llevamos las manos a la cabeza con este episodio, el Gobierno anuncia medidas inmediatas para poner freno a quienes propalan «valores devaluados de convivencia». Se escuda el Gobierno en la directiva europea sobre televisión. En nombre de esa directiva se firmó un Código de Autorregulación que debería haber servido para evitar excesos como este de ‘Sálvame’, pero que ha terminado siendo papel mojado porque las cadenas y el Gobierno se conchabaron para hacer a la vez la ley y la trampa. Y si el Código no ha servido para frenar estas inmundicias, ¿hay que pensar que el ahora anunciado Consejo sí servirá? Y esto del falso esclavo que resulta ser maltratador, ¿es un «valor devaluado de convivencia» o un prístino gesto de libertad de expresión? Qué complicado, señora, es sobrevivir en un país donde todo se ha puesto cabeza abajo. Última hora: Telecinco anuncia que va a trabajar con el Instituto de la Mujer para dignificar la imagen de la mujer en España. ¡Son tan patéticos…!

Si usted no se ha enterado, le resumo el escándalo del mes. En ‘Sálvame deluxe’ (dónde si no) aparece una ex concursante de ‘La casa de tu vida’ acompañada por un supuesto esclavo sexual. De repente el supuesto esclavo toma la palabra y asegura que no es tal, sino un maltratador. Se forma un jaleo tremendo y al poco rato anuncia Jorge Javier Vázquez que ha llegado la Policía para tomar declaración al sujeto. Toda la sordidez del episodio consiste en que nadie puede decir dónde acaba la verdad y dónde empieza la impostura. ¿El supuesto maltratador era tal o representaba un papel? ¿Era esclavo de la señorita invitada o de los guionistas de ‘Sálvame’? ¿El sujeto terminó realmente interrogado por la Policía o eso se lo sacó Vázquez de su inabarcable manga? Y si se lo inventó, ¿fue por echar más morbillo a la historia o para escapar de eventuales denuncias? Y todo el zafarrancho montado en torno al caso, ¿fue real o más bien era un montaje para que usted y yo hablemos hoy de esto, y así hagamos publicidad de ese sucio muladar? Mientras el espectador de a pie y el crítico común nos llevamos las manos a la cabeza con este episodio, el Gobierno anuncia medidas inmediatas para poner freno a quienes propalan «valores devaluados de convivencia». Se escuda el Gobierno en la directiva europea sobre televisión. En nombre de esa directiva se firmó un Código de Autorregulación que debería haber servido para evitar excesos como este de ‘Sálvame’, pero que ha terminado siendo papel mojado porque las cadenas y el Gobierno se conchabaron para hacer a la vez la ley y la trampa. Y si el Código no ha servido para frenar estas inmundicias, ¿hay que pensar que el ahora anunciado Consejo sí servirá? Y esto del falso esclavo que resulta ser maltratador, ¿es un «valor devaluado de convivencia» o un prístino gesto de libertad de expresión? Qué complicado, señora, es sobrevivir en un país donde todo se ha puesto cabeza abajo. Última hora: Telecinco anuncia que va a trabajar con el Instituto de la Mujer para dignificar la imagen de la mujer en España. ¡Son tan patéticos…!
Fuente: J.J.Esparza (El Diario Vasco, 24-1-2011)