Ficha:

 

Regreso al pasado

Futuro próximo distópico. En el año 2045 el mundo real no resulta demasiado atractivo, no ha habido un crecimiento sostenible, mucha gente se hacina habitando en lugares insalubres, como la barriada de Las Torres. En cambio, tecnológicamente, hay un modo de evadirse al que todo el mundo se apunta: la realidad virtual de OASIS permite sumergirse en aventuras alternativas donde puedes moverte anónimamente con un avatar adoptando cualquier identidad y disfrutar de lo lindo. El creador del invento, el visionario multimillonario James Halliday, recién fallecido, ha decidido legar el control de su compañía a quien consiga tres llaves escondidas en ese mundo virtual a modo de “huevos de pascua”, y que obligan a resolver previamente ciertos enigmas. Alguien que podría lograrlo es el joven huérfano Wade Watts, que con el avatar de Percival se mueve como pez en el agua en OASIS. Pero deberá superar los esfuerzos de Nolan Sorrento, empresario sin escrúpulos que tiene un ejército de empleados a sus órdenes tratando de hacerse con el legado dee Halliday.

Adaptación del best-seller homónimo de Ernest Cline, coautor del guión con Zak Penn. El primero ya demostró su pasión por La guerra de las galaxias con el libreto de Fanboys (2009), mientras que Penn, habitual guionista en películas de superhéroes, imaginó el argumento de una película con tono comparable al de la que nos ocupa, El último gran héroe (1993). Repleta la trama de guiños ochenteros, con menciones de múltiples videojuegos, pero también de películas y elementos de la cultura pop, perfectamente integrados y muchos de ellos deliciosos, que no es cuestión de destripar en estas líneas, no es de extrañar que Steven Spielberg la haya escogido para regresar al pasado como director: hacía mucho, demasiado tiempo, que el cineasta no abordaba una película de corte fantástico destinada claramente al público adolescente y juvenil, más el nostálgico de los peterpanes que se resisten a crecer, del que se nutre en parte la exitosa serie Stranger Things.

El film es trepidante, no deja un momento de respiro, y en líneas generales resulta sumamente entretenido, combinando la sensación de estar montado en una montaña rusa, con las bromas y conflictos “teen”, que retrotraen a Regreso al futuro. Quizá podía haberse aligerado algo el metraje, y no apabullar tanto con las escenas de acción videoconsolera, pero ciertamente los logros visuales son espectaculares, tanto en el mundo real como en el virtual.

Por otro lado funciona bien el esquema del viaje del héroe aplicado a un adolescente, Percival, con interés amoroso, Art3mis, y aliados dentro del mundo virtual, pero con los que no tiene contacto en la realidad, lo que sirve para aleccionar acerca de no dejar nunca de pisar tierra, aunque sea un “mensaje” leve -igual que la invitación a tener valor para tomar decisiones en la vida, o las advertencias ante el poder de las grandes corporaciones- en lo que sobre todo es un espectáculo palomitero. Los actores están bien, con Tye Sheridan de protagonista, bien secundada por Olivia Cook, la heroína, Ben Mendelsohn, el villano, o Mark Rylance como tecnológo soñador de aspecto realmente insólito.