Con un formato muy original (capítulos de 20 minutos rodados en un mismo plano secuencia), El colapso es la miniserie francesa que se adelantó al momento insólito actual que vivimos en el planeta.
El espectador apenas conoce información concreta de los personajes y la trama de cada capítulo, porque sus creadores quieren subrayar las reacciones individuales y colectivas antes un caos imprevisto y terminal. Esta decisión de guión es muy arriesgada y puede derivar en una cierta distancia con cada uno de los relatos, pero evidentemente logra involucrar al espectador, que tiene que rellenar muchos huecos narrativos.
El reparto está compuesto por actores primerizos y algunos veteranos poco conocidos lejos de Francia. Aún así las interpretaciones son creíbles y medidas en historias que exigen habituales reacciones de histeria. También la música es un elemento de inmersión, muy leve pero eficaz y creciente en la serie. Pero el aspecto en que la serie destaca especialmente es en la planificación visual.
El plano secuencia en las series muestra el crecimiento de la industria televisiva tanto a nivel artístico como técnico. Son célebres este tipo de planos en momentos esenciales de la primera temporada de True detective, el inicio de la última temporada de Halt and Catch Fire o el último capítulo de la reciente Antidisturbios. Detrás de ellos había grandísimos directores: Cary Fukunaga, Juan José Campanella y Rodrigo Sorogoyen. En El colapso los realizadores son noveles, audaces y con talento, pero les falta la consolidación de la experiencia. Es innegable el virtuosismo de la coreografía visual, pero el guion no está a la altura. Especialmente, el desarrollo de personaje es tan universal como escueto. La tensión que se genera es tan inexplicable y similar en varios capítulos que el interés es bastante subjetivo. Con un metraje tan corto, sorprende que haya tantos minutos en los que la acción y los personajes apenas avanzan y sorprenden. Queda así un experimento de cierto valor, más sociológico que audiovisual.
Firma: Claudio Sánchez