La televisión británica propone una nueva miniserie corta, inteligente y muy cuidada en el aspecto visual y en su banda sonora. Hace unos meses incluía la reseña de la sobresaliente Bodyguard, una ficción de 6 capítulos con un ritmo muy hábil, personajes perfectamente retratados y unas escenas de acción que rozaban la excelencia. Informer tiene más desarrollo de personajes y una trama menos dinámica aunque muy interesante.
El creador de la serie es el británico Johnny Campbell. Este experimentado director lleva más de 20 años trabajando en la televisión en la realización de capítulos para series como The Last Post, In the Flesh, Una vacante imprevista o el último Drácula de los creadores de Sherlock. Se ha especializado en miniseries cortas de 3 o 4 capítulos, algo que no sorprende viendo el desarrollo de Informer. Los guionistas de Informer son primerizos pero demuestran una solvencia en su trabajo que, si bien podía ser más original en los diálogos y las situaciones, logra interesar al espectador y aprovechar el registro de los actores.
En el reparto destaca el extraordinario Nabhaan Rizwan, al que también hemos podido ver brevemente en la reciente 1917 de Sam Mendes. Su relación de amor-odio-dependencia con el personaje interpretado por Paddy Considine (Peaky Blinders) es el motor de la serie. En esas conversaciones entre el informante (confidente se entiende mejor en España), y el policía se transmite esa explotación que lleva a la perdida de identidad y exclusión social.
Informer tiene una gran de trabajo de fotografía de Tony Slater Ling (Years and Years), con un uso de colores saturados y una iluminación nocturna muy sugerente que aporta un tono melancólico a la historia muy acertado. En ese misma dirección la música de Ilan Eshkeri (Riviera) aumenta la intensidad de escenas que pretender conmover y hacer pensar en el espectador sobre la perdida de bienes individuales irreversibles bajo el lema del bien común. Quizás los capítulos ganarían con una edición más ajustada a capítulos de 45 min en vez de 60. La segunda parte de la temporada compensa la cierta dispersión y desinterés de los primeros capítulos, y la miniserie acaba con un final de ficción madura con notables dotes líricas.
Firma: Claudio Sánchez