Con apenas 16 años, Evan Rachel Wood ya había obtenido una nominación al Globo de Oro por Thirteen (2003). Hija de dos cineastas divorciados, su adolescencia estuvo marcada por el éxito profesional y un romance con el actor Jamie Bell (Billy Elliot). Todo empezó a complicarse cuando se enamoró del polémico cantante Marilyn Manson cuando apenas tenía 18 años. Su vida con el fue una catarata de abusos sexuales, violencia, humillaciones y drogas. Finalmente acabaron cortando después de un intento de suicidio de la actriz.
Esta docuserie tiene momentos espeluznantes en los que no se evitan imágenes degradantes de los videoclips en los que aparecían el cantante y la actriz. Lo más acertado y sutil es el uso de fotografías y pinturas del cantante que expresan el proceso de degradación de la protagonista, y los fragmentos del diario de Manson que resultan escalofriantes. Es desolador ver como sus padres no percibieron el peligro que tenía que su hija viviese con un hombre que se había cambiado el nombre para llevar el apellido del sociópata Charles Manson, y al que le gustaba golpear y hacer bromas misóginas, pronazis y racistas en pleno concierto.
Aunque el documental tiene un importante valor testimonial, se echa en falta una mayor variedad de voces en la narración y un periodista que pregunte con más incisividad. Durante más de dos horas de metraje hay preguntas esenciales que no se resuelven ¿Por qué este cantante ha podido cometer todos esos comportamiento ilegales en público sin ser castigado? ¿Qué le llevó a esta joven actriz con sensibilidad, futuro y una madre cariñosa a entregarse plenamente a un ser tan tenebroso? La única respuesta es que era muy joven… Pero está claro que con 20 años ya hay una madurez suficiente para no dejarse avasallar de esa manera. Es evidente que el abusador es el responsable y debe pagar por sus delitos, pero quizás sería bueno que en este tipo de testimonios no haya conclusiones tan deterministas, que lleven a pensar que era algo inevitable. Hay muchas voces de jóvenes que se rebelan y no ceden al chantaje, que rechazan muy temprana edad todo este tipo de propuestas inhumanas en el ámbito artístico. Sería interesante y educativo escucharles con más frecuencia.
Firma: Claudio Sánchez