El gran problema de desarrollar un argumento sobre cuerpos especiales de inteligencia es que el guion tiene que ser especialmente inteligente. Y The Brave no lo es. Es una ficción con actores aceptables y presupuesto digno, pero en ningún momento te crees que esos personajes tengan astucia y talento suficiente para combatir el terrorismo islámico internacional. Por otra parte, Homeland ha sentado cátedra sobre esta temática con filtraciones a los guionistas que venían directamente de la Casa Blanca. Nada que ver con esta serie que pretende lograr un ritmo ameno sin complicarse en desarrollo de personajes y conflictos dramáticos.

Aunque se agradece que sea una serie adaptada a un público muy amplio, los diálogos, la resolución de las tramas y la planificación no superan un simplismo que acaba haciendo mucho daño a la historia. El creador de esta producción televisiva es Dean Georgaris, escritor y productor de películas de construcción sólida como La vida de Pi (Ang Lee) o Paycheck (John Woo). La falta de sutileza es constante desde el episodio piloto; una suma de escenas inverosímiles que recuerdan a otras mucho mejor trenzadas en películas como Red de mentiras, Espías desde el cielo o Día de patriotas.

La música de Toby Chu tampoco pone especial interés en dotar de algo de personalidad a una producción sin interés que lógicamente ha sido cancelada por la NBC tras su primera temporada. La crítica norteamericana ha vapuleado sin piedad a la serie. Con razón.