Filmin sigue proporcionando acceso a series europeas diferentes y de mucha calidad. Últimamente el acierto va dirigido hacia las sitcom británicas de bajo presupuesto. This Country es una de las grandes sorpresas de la televisión británica en los últimos años. Tras la emisión de su primera temporada en 2017 en una plataforma secundaria de la BBC, la cadena tuvo en cuenta la espectacular respuesta del público (52 millones de visualizaciones), y decidió subirla de categoría. En 2018, los premios BAFTA a mejor comedia y mejor actriz principal ante series de mucho más presupuesto, confirmaban el acierto de la cadena en promocionarla.
Los creadores, guionistas, productores y actores de la serie son los hermanos Cooper (Daisy May y Charlie), 34 y 31 años respectivamente. Los dos nacieron en Cirencester, una ciudad a 150 kilómetros de Londres. De sus recuerdos rurales de la infancia han creado una serie ingeniosa y peculiar, en formato falso documental, que refleja la rutina diaria en esa pequeña localidad de dos personajes que sobreviven al aburrimiento y a la falta de expectativas en el futuro. La escasez de luces intelectuales y un sentido de lealtad muy profundo entre ellos, les llevará a numerosas situaciones con encanto y humor desbordante de autenticidad.
El perfil de los personajes está perfectamente detallado para provocar una hilaridad constante en la serie. Ella tiene un problema importante de sobrepeso y siempre se viste  con camisetas de equipos de fútbol, él destaca por estar muy delgado, y llevar su pelo rubio con el flequillo centrado en busca de unos oyuelos que le hagan más atractivo. Los dos muestran con su gestualidad su hilarante simpleza y la necesidad que tienen por estar juntos en todo momento a pesar de discutir constantemente. Su existencia rural en eterno chándal genera situaciones de un humor muy ingenioso, construido con muchos detalles significativos de las diferentes localizaciones, algunas tan logradas como la caravana en la que vive en medio de la nada el padre de Kerry, en una vida dedicada a la queja y a jugar con simuladores virtuales en un ordenador pleistocénico. Los creadores de la serie saben medir un tono muy meritorio en el que hay más imaginación y talento que humor fácil y sordidez. Es muy difícil no conectar con estos jóvenes que caen simpáticos por la sencilla espontaneidad con la que conviven en un microcosmos tan particular y previsible. No son jóvenes en permanente estado de queja, sino más bien seres perplejos ante una realidad que les deja habitualmente boquiabiertos. El retrato social es logradísimo, y el divertimento es tan original como otras de las comedias más celebradas de los últimos años, como las norteamericanas Portlandia o The Good Place, o las españolas Paquitas Salas o Vamos Juan.
Firma: Claudio Sánchez