this is usPaís: Estados Unidos Creador: Dan Fogelman Intérpretes: Milio Ventimiglia, Rebecca Pearson, Sterling K. Brown, Chrissy Metz, Justin Hartley Duración: 1 temporada de 18 episodios de 40-45 minutos (renovada por dos sesiones más) Emisión en España: FOX España Público adecuado: +16 años (XD) Calificación: 9/10

 Conmovedora, inteligente, verdadera

Sorprende y agrada el giro que ha dado Dan Fogelman con esta serie. Hasta ahora su nombre iba ligado a una lista de películas en las que había un poco de todo: desde títulos familiares como Bolt o Enredados a comedias groseras con aires de sofisticación como Crazy, Stupid, Love o Te quiero, Phillip Morris. Esta serie vuelve a trabajar con sus colaboradores habituales Glen Ficarra y John Requa y se centra en las relaciones familiares de hasta 4 generaciones que tienen como nexo de unión el matrimonio de Jack y Rebecca y sus trillizos. Con un uso habitual y muy bien dosificado de saltos en el tiempo, sorpresas y casualidades, This is us se fundamenta en la evolución de personajes y los diálogos certeros e imprevisibles. En una temporada larga (18 capítulos) la historia no se atasca gracias a los constantes cambios de época vistos desde los puntos de vista de cada uno de los miembros de la familia. Resulta difícil encontrar una serie que busque con tanta insistencia el impacto emocional del espectador. Pero lo más admirable es que en la gran mayoría de los casos lo logra con mucho acierto y creatividad. En esa labor de artesanía tiene mucho que ver el nivel interpretativo que logra espontaneidad y empatía con actores como Milo Ventimiglia (Héroes, Mob City, Gotham) o Mandy Moore (Red Band Society, Anatomía de Grey) que llevan décadas haciendo televisión. A pesar de la abundancia de personajes, casi todos ellos tienen sus señas de identidad, con diálogos muy significativos, que hacen que sea muy fácil amar a cada uno de ellos.

This is us es una de las series más personales y mejor escritas en un momento de máxima saturación televisiva gracias a diálogos que golpean sin compasión a la superficialidad individualista que se promueve en tantas series dirigidas a un público familiar. En esa línea, brillan especialmente el matrimonio protagonista, lleno de luces y sombras, de cariño y furia por mantener la unidad familiar que no pudieron disfrutar en un hogar de padres divorciados. También son fundamentales algunos personajes secundarios referenciales: el anciano y sabio ginecólogo o el bombero que se encuentra a un niño abandonado y ve en él un milagro del cielo para salvar a su matrimonio.

Toda esta emotividad está magníficamente vehículada por la banda sonora de Siddhartha Khosla: un prodigio de minimalismo sugerente. Apenas con un instrumento (habitualmente de cuerda: violín o guitarra) y unas cuantas notas refuerza la emotividad de los innumerables clímax de cada capítulo. Además la serie incluye breves insertos de canciones tan imponentes como Blues run the game  de Jackson C. Frank, I won´t give up de Jason Mraz o Watch me de Labi Siffre, un recorrido musical que refleja la evolución del folk, la música country y el pop de las últimas décadas.

A pesar de todas estas cualidades, los guionistas y creativos de la serie se dejan llevar en algunos momentos por una zafiedad caduca, con una tosquedad insistente en algunos personajes a los que se les limita su arco dramático con una obsesividad sexual enfermiza. A esta primariedad rutinaria, vista una y mil veces en comedias actuales de cine y televisión, se les une un discurso sobre la homosexualidad que parece obligatorio. Tanto en este aspecto como en la educación sexual de los hijos, la serie se acomoda en tópicos y  mensajes simplistas que contrastan con un tono general en el que se ensalza el sentido de la entrega esforzada, la interioridad de la persona como tesoro impagable y superior, la fidelidad a la palabra y al compromiso, o la superación de un sentimentalismo ciclotímico que desprecia la voluntad y la razón.

Claudio Sánchez