Desde el éxito merecido de la docuserie The last dance sobre Michael Jordan, la NBA se ha convertido en uno de los argumentos más socorridos de las plataformas. En sus historias hay épica, grandes fortunas y un ritmo trepidante motivado por una competición deportiva en el que todo puede cambiar en pocos minutos. Esta serie de HBO chapotea especialmente en los efectos secundarios de la fama de un deportista tan emblemático como Magic Johnson.
Los creadores de la serie son Max Borenstein (The Terror) y el primerizo Jim Hecht que, desde el principio, adoptan un tono sarcástico en el que los principales dueños de la NBA comparten el desmadre de sus vidas con las grandes estrellas del baloncesto. Magic Johnson se convirtió en el ídolo de los Lakers practicamente al llegar, cuando apenas tenía 19 años. La serie retrata con un detallismo desbordado toda esa vida de excesos y adicciones, con un sentido del humor que resulta demasiado insistente.
El reparto de la serie auna a grandes estrellas del cine como Adrian Brody, Sally Field o John C. Reilly, con actores que aparecen por primera vez como el protagonista Quincy Isaiah, que realiza una interpretación muy medida del jugador.
La serie quiere gustar al espectador con una banda sonora muy atractiva de los 80 y unos diálogos muy vivos, cargados de cinismo e ironía. Ese tono hace que la serie alterne un efectismo que funciona a ratos, con una superficialidad dramática que no permite al espectador entrar con la profundidad que le gustaría en personajes tan influyentes dentro y fuera de Estados Unidos.
La serie ha sido un éxito en todo el mundo, y sus creadores ya han confirmado una segunda temporada que llegará como pronto en verano de 2023.
Firma: Claudio Sánchez