Más que una serie de superhéroes, Watchmen es una adaptación muy libre y creativa del book de Alan Moore y una de las ficciones más inesperadas de la televisión reciente. No es extraño que se haya llevado tantos premios, entre ellos 4 Emmys: mejor miniserie, guión, actriz principal y actriz secundario). El creador de la serie es Damon Lindelof, una de esas imaginaciones prodigiosas de la televisión, responsable de los éxitos de Perdidos y The Leftovers. Este productor y guionista norteamericano de 47 años ha logrado una serie muy entretenida e inteligente, que lleva al espectador por terrenos insospechados con una sobresaliente factura visual y un extraordinario reparto liderado por la omnipresente Regina King.

 

Este nuevo Watchmen es hijo de su tiempo y de su productora. HBO deja su huella en la calidad técnica y también en ese erotismo soez perfectamente reconocible. Sin llegar ni mucho menos al nivel de Juego de tronos, pero la serie resulta gratuitamente ofensiva en varios momentos. Igualmente, en esta ficción hay algunas dobles lecturas de una tendenciosidad muy evidente hacia lo políticamente correcto.

Cuando la serie se centra más en el recorrido de los personajes y la compleja trama principal, Watchmen sube mucho de nivel. Lindelof disfruta, y se nota, con la variedad de personajes complejos y extravagantes en conflictos entrecruzados, saltos en el tiempo e identidades enmascaradas. Cada comienzo de capítulo es un nuevo salto al vacío en que el espectador tendrá que acostumbrarse a empezar de cero y dejarse llevar. En este sentido, Watchmen se acerca más al estilo creativo de series como Legión de Noah Hawley The OA, de Zal Batmanglij y Brit Marling, que a series de superhéroes como The Flash o Legends of Tomorrow. .

La banda sonora de la serie es fundamental para guiar al espectador en los diferentes registros, tonos y épocas de cada escena, así como el humor negro y los coloridos vestuarios que marcan la esencia de los diferentes personajes.