Para muchas personas supondría un drama y quizás no sabrían como organizar de nuevo sus vidas, pero lo cierto es que la aplicación del momento, WhatsApp, también puede vetar a determinados usuarios. No es lo frecuente y pocas veces pasa, hasta que ocurre. Así lo contemplan los términos y condiciones del servicio, una ristra de tecnicismos en inglés que nadie lee pero en las que WhatsApp deja bien claro en qué supuestos puede cortarte el servicio.

En concreto, según las condiciones del servicio, los usuarios de la popular red de mensajería instantánea se comprometen expresamente a cumplir con todas las especificaciones de la compañía porque, en caso contrario, como apunta el primer punto de estas cláusulas, «si opta por no estar de acuerdo con estos términos, no podrá utilizar el servicio».

Las condiciones generales de uso de WhsatsApp no son particularmente distintas de las de otros servicios, aunque si se centran específicamente en aspectos como la privacidad o la exoneración de responsabilidad para la compañía por el tipo de contenidos que envíen sus usuarios. Y es precisamente en el punto 3 de las condiciones donde se explican las condiciones de acceso, algunas de las cuales tienen que ver con los contenidos enviados por los usuarios.

Así, por ejemplo, queda bien claro que no se permite el uso de sistemas automáticos para el envío de mensajes, como los robots, o para rastreos de web como los «spiders» (arañas). Este tipo de programas permitiría el envío de mensajes masivos, como las famosas cadenas de texto, que suelen ser las vías habituales utilizadas por grupos de delincuentes para difundir distintos tipos de virus y ‘malware’. La cuestión es que WhatsApp de ningún modo va a tolerar el uso de ‘software’ que manden más mensajes que «los que un humano podría mandar en un periodo razonable de tiempo».

Por tanto, si la empresa detecta que se están enviando muchos mensajes en muy corto espacio de tiempo, aunque sea un usuario particular quien lo haga y no un robot, podría tener razones para sospechar y suspender el servicio. En otros casos, simplemente, se pierde el acceso a WhatsApp sin saber exactamente cuál es el motivo, como relata a este diario J.E., un usuario de la red de mensajería que de buenas a primeras se encontró con el acceso cortado. No había razones aparentes. Por eso, asegura, «lo más frustrante es no saber por qué» te han echado. Su caso ha tenido solución, pues tras enviar un mail al servicio de soporte de WhatsApp, el servicio ya ha sido restablecido.

A este respecto, los usuarios que aceptan los términos de uso se comprometen a no recolectar datos personales de WhatsApp, como pueden ser los nombres de usuario o sus números de teléfono, lo que incluye la prohibición expresa de mandar mensajes comerciales o «spam».

Otro de los puntos expresamente citados en las condiciones de WhatsApp hace referencia a su uso «estrictamente personal». Esto quiere decir que, en teoría, los negocios y empresas que lo usen para llegar a sus clientes están incumpliendo las condiciones y podrían ser expulsados.

Del mismo modo, las condiciones especifican que no se puede extraer ningún contenido de WhatsApp, es decir, que están prohibidos los programas de espionaje. Pero aquí hay una excepción pues los buscadores sí pueden utilizar sus «arañas» o motores para buscar materiales de la web con el fin de indexarlos. Igualmente, ningún usuario podría utilizar herramientas informáticas que permitan explorar el desarrollo informático de la propia red de mensajería, más allá del uso normal que daría un cliente de WhatasApp.

Respecto al contenido en sí de los mensajes, las condiciones prohíben el envío de mensajes de cuyo contenido no seamos propietarios o no tengamos la licencia pertinente. Igualmente, queda prohibido enviar falsedades que puedan hacer daño a WhatsApp o a un tercero; y tampoco se puede enviar material obsceno, amenazante o ilegal. Por otro lado, está prohibido usurpar la identidad de alguien así como enviar un virus o contenido similar. Y se prohíbe igualmente el intento de acceso a cualquiera de los sistemas de WhatsApp.

En cuanto a lo anterior, los envíos de material «adulto» deben de estar identificados como tal. Y dice la empresa. «WhatsApp no respalda ni comparte ninguna opinión, recomendación ni consejo expresado en ellos pero renuncia expresamente a toda responsabilidad en relación con los envíos del usuario».

Finalmente, las condiciones de uso de la popular red de mensajería dejan bien claro que WhatsApp se reserva el derecho a eliminar contenidos y mensajes sin aviso previo y puede cancelar el acceso al servicio de cualquier usuario que determine que es un «infractor reincidente», o por «cualquier razón o no razón», lo que incluye a «usuarios molestos». En este sentido, la empresa define al infractor reincidente como aquel al que se le ha notificado la falta más de una vez y/o se le ha retirado el servicio más de dos veces.

Y cuidado porque para WhatsApp «una persona molesta es cualquier que (caprichosamente o no) sea así calificado por los empleados de la empresa. Además, el derecho reservado de WhatsApp a eliminar mensajes incluyen a aquellos que la empresa crea que son «demasiado largos» o tengan un «interés limitado».

Fuente: José Jimenez (www.finanzas.com)