Calidad del contenido: 4´5/5

Violencia: +18 años

Miedo: + 16 años

Sexo: + 18 años

Drogas: +16 años

Conductas imitables: +18 años

Lenguaje: +18 años


 

6 temporadas le ha costado a «The americans» lograr el Globo de Oro a la mejor serie dramática que recibió el pasado 7 de enero. Desde su estreno en 2013, esta ficción de espionaje ruso en Estados Unidos se ha convertido en una de las más admiradas por la crítica especializada de todo el mundo. No es casualidad que esta serie comparta el mismo tema universal con «Mad Men» o «Breaking Bad»: el poder de seducción y destrucción de la mentira. En las tres series hay tramas fascinantes, pero finalmente los personajes son los que hacen que, ésta vez sí, merezca la pena dedicar casi un centenar de horas a conocer en profundidad a estos maestros del engaño.

Si Mathew Weiner y Vince Gilligan son los indiscutibles autores de «Mad Men» y «Breaking Bad», Joseph Weisberg es el alma mater de «The Americans». Sus inicios como maestro de escuela y funcionario de la CIA no hacían presagiar un futuro dedicado a la televisión, pero en 2011 comenzó a escribir guiones para el drama legal «Damages» y, poco después, en la spielbergiana «Falling Skies». Aunque en esos años empezó a demostrar su capacidad, con «The Americans» dio un giro extraordinario a su carrera. Hay que tener en cuenta que, aunque la Guerra Fría es un telón de fondo colosal para contar una historia, muy pocas series y películas se han centrado en ese conflicto que marcó la segunda mitad del siglo XX. Cualquiera sería capaz de decir fácilmente decenas de títulos sobre el nazismo, pero con el comunismo es otra historia. Por ejemplo, una miniserie brillante como la norteamericana «The Company» (Mikael Salomon, 2007) apenas tuvo repercusión. Más éxito tuvo una de las obras maestras del último cine alemán: «La vida de los otros», ganadora del Óscar a la mejor película extranjera en 2006.

El guion y el reparto de «The Americans» hacen que la serie brille en cada una de las 6 temporadas y un total de 75 capítulos. Es muy interesante como se retratan los dos bloques enfrentados con perfiles detallados y un complejo despliegue de caracteres que permite que el espectador pueda meterse en la piel de ambos bandos. El matrimonio de la KGB interpretado por Keri Russell («August Rush») y Mathew Rys («La muerte llega a Pemberlay») es el motor de la serie con sus constantes superaciones de crisis de pareja y conflictos familiares ensamblados con una peligrosa actividad profesional que no permite vacaciones ni fines de semana. Conmueve el amor entre ellos y su capacidad de reconstrucción, su anhelo de terminar consolidando una familia y un mundo mejor. Por otro lado también resulta molesto la insistencia en involucrarles en actividades de prostitución con el objetivo de chantajear y lograr información privilegiada. Con la excusa del espionaje, el erotismo salvaje aparece como si fuese un protagonista obligatorio que hay que detallar al milímetro. En este aspecto «The Americans» se asemeja con «Homeland»: dos series muy grandes de género similar con un considerable exceso de contenidos innecesarios, especialmente en las primeras temporadas.

Junto al matrimonio protagonista destaca el personaje del incómodo vecino del FBI interpretado por Noah Emmerich («Super 8»), un antagonista polifacético que nunca deja de sorprender. Capítulo aparte merece, como siempre, la aparición de Margo Martindale. Esta actriz secundaria fue la verdadera musa de la segunda y estupenda segunda temporada de «Justified» y ha destacado en series como «Sneaky Pete» o «The Good Wife». En esta ocasión compone un personaje muy completo como supervisora de la KGB con experiencia y empatía con la pareja protagonista. También tiene una función «jedi» el personaje que interpreta el prolífico Frank Langella, un veterano actor con más de 100 trabajos en cine y televisión que fue nominado al Óscar en 2008 por «Frost contra Nixon».

La joven actriz canadiense Holly Taylor es la gran revelación de la serie al dar vida a la hija de los protagonistas. Apenas había participado brevemente en algunas películas cuando con 17 años se convirtió en uno de los personajes fundamentales de «The Americans». En ella se ve claramente la evolución de la familia y los dilemas morales que se plantean. Esta adolescente hace de conciencia de los padres, un espejo en el que contemplar sin filtros una realidad que ven habitualmente distorsionada por sus prejuicios contra el capitalismo norteamericano.

Es un acierto enmarcar la serie en la década de los 80 con Reagan y Gorbachov como principales líderes. En este período de descomposición surgen divisiones internas en ambos bandos que hacen mucho más interesante la trama. El régimen comunista da sus últimos estertores con dudas sobre el futuro del sistema de espionaje, algo que afecta de manera especial a los protagonistas que ven como sus vidas están a punto de cambiar radicalmente.

La selección de las canciones que aparecen en la serie tienen una función fundamental de contextualización al definir una época y también explicar mejor a los personajes. El repertorio es de lo más completo: «Under Pressure» de Queen y David Bowie, «The Chain» y «Tusk» de Fleetwood Mac, «In the Air Tonight» de Phil Collins, o  «Games Without Frontiers» de Peter Gabriel.

La sexta y última temporada es un prodigio de intensidad dramática y culminación de la historia y los personajes. El cierre en el último capítulo es muy satisfactorio y coherente con una serie que ha ido mejorando con el tiempo, fijándose más en los aspectos esenciales. El uso de «Brothers in Arms» de Dire Straits y «With or Without You» de U2 logran en este episodio dos clímax perfectos. La letra de estas canciones sintetiza las seis temporadas y culmina con una reflexiones muy clarificadoras sobre los personajes y el fin de una Guerra insólita.


Sobre el crítico

Claudio Sánchez de la Nieta

Crítico de cine y televisión de iCmedia, Aceprensa y Fila Siete. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.