¿Qué pasaría si de la noche a la mañana nos despertáramos y el mundo no estuviera  ahí?, ¿qué pasaría si el fin del mundo te pillara encerrado en un buque-escuela de apenas 50 metros de eslora?, ¿qué  pasaría si los únicos habitantes del planeta fueran tus compañeros de tripulación?… A estas inquietantes preguntas da respuesta El Barco, una serie producida por Globomedia para Antena 3.

Un cataclismo mundial, provocado por un fatal accidente en Ginebra (Suiza) durante la puesta en marcha del  acelerador de partículas, llevará a la tripulación y los alumnos del buque-escuela Estrella Polar a vivir la mayor  aventura de sus vidas. Aislados y conscientes de que sólo se tienen los unos a los otros, el buque pasará a convertirse en su único hogar.

Director: Fernando González, David Molina

Intérpretes: Juanjo Artero, Mario Casas, Irene Montalá, Blanca Suárez, Luis Callejo, Neus Sanz, Iván Massagué, Juan Pablo Shuk.

Productora: Globomedia

Emisión: A3, lunes a las 22 h.

Género: Serie, drama

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Público: Adulto

Valoración: *

Contenidos

Humor: 1

Acción: 2

Violencia: 2

Sexo: 2

Crítica

El barco ha levado anclas. Esta superproducción de Antena 3 pertenece a Globomedia, encargada también de El internado, serie con la que comparte demasadas similitudes: misterio, soledad, secretos, profesores, alumnos, asesinatos, incógnitas… Sorprende la ambiciosa producción con rodajes en alta mar, un barco como escenario y el uso de ostensibles efectos especiales. No obstante, es posible que tal ambición haya reducido el presupuesto destinado al guión y los personajes. De hecho, en su corta vida, ya destaca por inverosimilitudes con la vida en alta mar y la dirección de un barco como el Estrella Polar, cualquier capitán de barco (o simplemente aficionado) lo vería desde el primer capítulo. Por otro lado, a las escenas de acción les falta realismo y una estructura más guionizada y menos efectista.

La trama, demasiado evidente y forzada, propone un argumento que hace aguas desde su planteamiento: unas coordenadas misteriosas en las que el barco debe permanecer mientras arrecia una tormenta con oleajes de gran altura, una tripulación que no tripula, un profesor matón de origen misterioso, unos alumnos más preocupados por lucir en paños menores que en aprender, un cura de apenas 25 años enrolado en un barco en el que ni siquiera se celebra misa y al que le quitan la ropa a la menor oportunidad, un pinche retrasado que sabe más que la bióloga del barco y así un largo y tedioso etcétera.

Por su parte, los personajes, simplones y nada novedosos, irrumpen a trompicones con unos diálogos torpes y unas escenas tan explícitas que no dejan espacio para la sugerencia, una herramienta muy eficaz, pero muy ignorada en la pequeña pantalla. Para rematar esta ficción narrativamente moribunda, se incluye como narradora la voz en off de la protagonista más pequeña con el propósito inspirar ternura, pero sin éxito.

En definitiva, El barco es una apuesta arriesgada en lo técnico y nada fuera de lo común en su estructura narrativa y de contenidos y una oportunidad perdida para hacer televisión de calidad.

Firma: Mar Pons