No auguro grandes conquistas a la próxima generación de consolas de salón. Hace casi media década se me ocurrió decir que la actual sería tal vez la última que veríamos en las tiendas. Se avecina una nueva, con la Wii U como primera línea de ataque, pero me temo que esta nueva generación palidecerá en comparación con lo que vivimos.

Es decir, que me equivoqué, pero me consuelo pensando que no tanto.

Recordaremos la época de las pasadas Playstation o XBox como una era dorada en el mundo del entretenimiento doméstico. Vamos a seguir jugando, vamos a seguir haciéndolo desde el sofá, pero veo tres tendencias que están obligando a la consola a buscar un nuevo papel.

La primera es similar a lo que ha ocurrido en el mundo de la telefonía móvil, el paso a un negocio basado en la plataforma más que en el hardware. Ahora una actualización de software permite cambiar por completo la función y el papel de la consola del salón. Lo hemos visto pasar dos o tres veces durante los últimos años. Las consolas se han vuelto centros de entretenimiento y han ensayado con diferentes formas de comunidad online. esto hace el cambio de generación más complicado y mantendrá a muchos en la generación actual, que seguirá actualizándose durante años. Sony ha dicho esta semana que seguirá actualizando la Playstation 3 hasta 2015, por ejemplo, a pesar de que prepare ya el lanzamiento de Playstation 4.

La segunda es el imparable avance de las tabletas y la televisión inteligente. Si tienes un iPhone o un iPad y un Apple TV ahora mismo es posible jugar en la televisión a un juego con una calidad gráfica bastante decente. Pongo como ejemplo a Apple porque es la que tiene las fichas mejor puestas sobre el tablero ahora mismo gracias a Airplay, pero no tardaremos en verlo también con Android. Cada año la potencia gráfica de móviles y tabletas se duplica. En 2015 estaremos viendo cosas bastante interesantes en este sector. ¿Los controles son un suplicio en pantalla táctil? Pues nada, se usa un mando más cómodo conectado por Bluetooth y punto.

Este tipo de plataformas apenas tienen costes de desarrollo comparados con los de una consola tradicional y promueven un tipo de negocio diferente. Sony y Microsoft venden sus máquinas a bajo precio porque consiguen el dinero con las licencias de cada juego. Obtener las licencias para lanzar un título para Playstation 3 o Xbox 360 no es barato y distribuirlo aún menos. Ahora las compañías han abierto las puertas a pequeños desarrolladores independientes, en parte por el miedo a que el móvil o la tableta ganen terreno, pero estos desarrolladores apenas generan ingresos.

La tercera es el interés de las compañías de cable por entrar en este terreno. En Estados Unidos las tres principales están empezando a estudiar cómo servir videojuegos como parte de su estrategia de contenidos.

Ninguna de estas tres tendencias es lo suficientemente fuerte aún como para cambiar las reglas del mercado del ocio electrónico, pero lo están desgastando a un ritmo sorprendente y como suele ocurrir con este tipo de situaciones todo parece resistir bien hasta que de repente el edificio se colapsa en un abrir y cerrar de ojos. Muchos jugadores tradicionales seguirán prefiriendo una consola de salón tradicional y juegos convencionales pero el mercado cada vez va a estar más fragmentado y los desarrolladores de juegos vana  tener que tomar decisiones complicadas: ¿damos soporte a X o Y?, ¿hacemos un juego más simple en el que puedan participar también quienes jugan con el móvil?.

Con estas preguntas sobre la mesa veremos menos títulos convencionales destinados a ser taquillazos y una tipología de jugador más heterogénea.

 

Fuente: Ángel Jiménez de Luis (www.elmundo.es)