Jimmy Bobo (Sylvester Stallone) es un sicario de Nueva Orleans duro e implacable. Tras su último trabajo, sufre un ataque inesperado por parte de Keegan (Jason Momoa), una imparable máquina de matar que ejecuta sin contemplaciones a su compañero (Jon Seda). Dispuesto a tomarse su venganza, Jimmy se verá obligado a colaborar con Taylor Kwon (Sung Kan), un detective de la policía no muy acostumbrado a los métodos expeditivos. Aunque pronto descubrirá que Jimmy es el arma más eficaz para acabar con una peligrosa organización que ha corrompido a la policía y las altas esferas de la ciudad.

Director: Walter Hill

Intérpretes: Sylvester Stallone, Sung Kang, Jason Momoa, Sarag Sgagum Christian Slater, Jon Seda

Guión: Alessandro Camon

Duración: 92′

Género: Thriller, Acción

Estreno DVD: 17/07/2013

Público: +18

Valoración: **

Contenidos (de 0 a 6):

Humor: 2

Acción: 4

Amor: 0

Violencia: 3

Sexo: 1

Crítica:

Alexis Nolent (escritor) y Colin Wilson (ilustrador) son los autores de la novela gráfica que se publicó, por primera vez, en 2004 bajo el título Du plomb dans la tête. Alessandro Camon, más habitual de la televisión y los videojuegos, se ha encargado de traducir el estilo hard-boiled algo tarantiniano del cómic al guión cinematográfico.

Una latente ambientación post Katrina, un impregnadísimo tono y argumento violento (con el telón de fondo de las corrupciones urbanísticas que afectan a diversos núcleos de poder) y un conjunto de personajes estereotipados (el malo depravado y el bueno que debe transgredir la legalidad para, supuestamente, hacer el bien) componen gran parte los trazos definitorios del film. Quizá habría que sumar la presencia de un Sylvester Stallone que, con 67 años y unos cuantos quirófanos a sus espaldas, hace ostentación de su rol de vieja gloria que sigue rompiendo huesos y metiendo balas en la cabeza a la par que destila chistes de matón.

Walter Hill (Danko o El último hombre) domina el entorno de policías y mafiosos violentos y parece que disfruta filmando las aventuras de James Bonomo. Por ejemplo, le da juego a la trama de contrastes entre el protagonista y el joven policía coreano, pero no consigue hacer nada memorable. Sangre y sarcasmo fácil pueblan las escenas que -como es habitual en este tipo de propuestas y también en las de gran parte del cómic contemporáneo- carecen de densidad dramática y proyección de los personajes. Hard boiled de gran consumo y fácil digestión para espectadores acostumbrados, justamente, a ver muchas balas en la cabeza.

 



Fuente: Lourdes Domingo (www.taconline.net)